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Resumen electrónico de EIR, Vol. XXII, núm. 24
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Urge la solución LaRouche para General Motors

Desde principios de este año Lyndon LaRouche, y nosotros en esta publicación, hemos venido advirtiendo que los banqueros sinarquistas tenían la intención de desmantelar a General Motors (y a la Ford), y venderla como chatarra. Tal como advertimos, el 21 de noviembre los payasos de la GM anunciaron que cerrarán 12 plantas en Estados Unidos y Canadá para 2008, y dejarán cesantes a 30.000 empleados. Esto, pese a que la United Auto Workers (UAW), el sindicato de trabajadores automotrices, no hace mucho aceptó una reducción de sus prestaciones médicas.

Algunos pensarán que lo de GM sólo afecta a sus empleados, que no es problema suyo. Pero, como decía un presidente de la empresa cuando todavía tomaba en serio la producción de automóviles y otras maquinarias, antes de que empezara su transformación en una compañía financiera, "lo que es bueno para General Motors es bueno para el país". El corolario también es cierto: "Lo que es malo para General Motors es malo para el país". Y no sólo el país; aparte de EU y Canadá, la GM también tiene instalaciones en México, Brasil, Argentina, además de Europa y Asia. El problema no es que GM deje de fabricar automóviles; total, hay un exceso de ellos. El verdadero problema es que la destrucción de su capacidad de máquinas–herramienta y de los operarios capacitados en esa área representará una pérdida neta, irreparable, para la economía mundial como un todo.

Es por ello que LaRouche le dio tanto relieve a salvar a General Motors en el memorando que le elevó al Senado de EU el pasado 13 de abril, sobre las medidas de emergencia que debía tomar ese organismo, en el que advirtió: "La pérdida de las capacidades de fabricación de herramientas y otras estrechamente relacionadas de ese sector de la industria, sería un desastre estratégico de consecuencias incalculables y de reacción en cadena en nuestra nación, y también en el mundo en general". Señaló que, "la relación entre la máquina–herramienta y elementos relacionados que aparecen al principio de la hoja de proceso del ciclo de producción de estas industrias, y la masa mucho mayor de técnicos y operarios empleados en ese proceso río abajo, por así decirlo, es integral. Sería una burda incompetencia suponer que el empleo del uno puede separarse del de la otra, o que la proporción entre operarios menos calificados, y técnicos y operarios de máquinas–herramienta y relacionados de alta calificación, pueda reducirse sin sufrir efectos relativos desastrosos". Por ello, el Senado debía emplear su facultades para adoptar "el único remedio disponible", acotó: "La diversificación del potencial productivo pertinente a una mezcla más amplia de formas adecuadas de producción, pasando gran parte del empleo actual al dominio de los bienes esenciales de capital de producción e infraestructura económica básica". El plan íntegro aparece detallado en el Resumen ejecutivo de EIR correspondiente a la segunda quincena de mayo de 2005, vol. 12, núm. 10. Urge que tú también lo leas y nos ayudes a hacer que los organismos pertinentes lo pongan en práctica.