Editorial

 

¿Llegará a junio el sistema financiero?

La gran noticia a fines de marzo, aunque la gran prensa ni la mencionó, fue que el irremediablemente quebrado sistema monetario global de algún modo logró arrastrarse hasta el siguiente trimestre. Aunque algunos en la City de Londres, Wall Street y tugurios siniestros similares dieron un respiro de alivio, la mayoría sabe que este juego no puede alargarse mucho más, y que más temprano que tarde todo se viene abajo.

Lyndon LaRouche, la personalidad del Partido Demócrata estadounidense que también es el principal economista del mundo, dijo en abril en una televisora mexicana (ver "Documentación: LaRouche en la televisión") que, dados los acontecimientos, es probable que el sistema se derrumbe antes de la fecha del próximo refinanciamiento, que es el 30 de junio: “Estamos ahora en el momento que nos hemos deshecho de Alan Greenspan, [quien] estuvo al mando [de la economía mundial] desde 1987 hasta hace poco. Alan Greenspan fue una de las peores cosas que jamás le hayan sucedido a Estados Unidos. Los banqueros principales del mundo se han dado cuenta de que éste es el caso. Por tanto, no van a meterle más expansion monetaria al sistema. Van a dejar que las burbujas revienten. . . La burbuja de los bienes raíces está a punto de estallar; toda clase de cosas está a punto de reventar. Abril, mayo, junio; estos tres meses son potencialmente tres meses de un derrumbe internacional a un ritmo incalculable”.

Según LaRouche, aunque hay múltiples escenarios posibles que podrían disparar un derrumbe, en realidad sólo hay dos alternativas sobre el tapete: o los gobiernos soberanos, encabezados por EU, someten al sistema a una reorganización por bancarrota y formulan un programa de recuperación fundado en la emisión de crédito de largo plazo por el bien de sus pueblos, como propone LaRouche, o los banqueros centrales intentarán someter a los gobiernos a una reorganización fascista, exigiendo que apliquen programas draconianos de austeridad. La propuesta de LaRouche, que se centra en la creación de un nuevo sistema de Bretton Woods, conducirá a un período de progreso sin precedentes, en tanto que el otro plan, a favor de una dictadura global de los banqueros, hundirá a la humanidad en una nueva Era de Tinieblas.

Un europeo conocedor de los asuntos financieros comentó en relación al análisis de LaRouche sobre un derrumbe potencial en el segundo trimestre, que contemplaba tres detonadores importantes de semejante derrumbe en el corto plazo:

1) La crisis en aumento en los llamados mercados emergentes, la cual ha cobrado ímpetu con el anuncio que hizo el Banco de Japón en marzo, de su intención de terminar con el “acarreo de yenes”; estos fondos han alimentado la enorme burbuja hipotecaria de EU y la especulación en mercados tales como Islandia, Australia, Nueva Zelandia y otros. Casi todos estos mercados están ahora en crisis, apuntando a la amenaza de un estallido más grande que el de la crisis asiática de 1998, que casi acabó con el sistema.

En sus recientes intercambios en México, LaRouche dijo que la decisión de acabar con el acarreo de fondos la tomaron los bancos centrales, incluyendo la Reserva Federal de EU, porque temen que el tamaño creciente de las burbujas especulativas que crearon haga reventar al sistema.

2) Relacionado con lo anterior, está el derrumbe probable de la burbuja de los bienes raíces en EU, la cual ha experimentado aumentos sin precedentes en el valor de las propiedades y ha desatado el reciente auge hipotecario. Las operaciones de acarreo han mantenido artificialmente bajas las tasas de interés de largo plazo en EU, a pesar del método de ajuste monetario “a cuenta gotas”.

3) La probabilidad de un estallido del enorme mercado de los derivados y de un desplome de unos cuantos de los tantos fondos especulativos que los han usado. Un detonador inmediato de semejante crisis podría ser la bancarrota de General Motors, cuyos préstamos han sido objeto de especulación y apuestas bursátiles, o cualquier preocupación de esa envergadura.

No será muy díficil derribar este castillo de naipes. Como LaRouche insistió en México, aunque los banqueros puedan pensar que tienen al toro por los cuernos, el toro está completamente fuera de control. Sólo los necios creen ahora que el sistema monetario puede salir al paso; pero igual de necios son quienes creen controlar el ritmo y el plazo de su derrumbe.