Estudios estratégicos
LaRouche habla desde
Berlín:
La crisis mundial en vísperas de las elecciones en
EU
El economista y estadista norteamericano Lyndon LaRouche
habló el 31 de octubre de 2006 desde Berlín, Alemania, en una
videoconferencia internacional que organizó su Comité de
Acción Política Lyndon LaRouche, sólo unos días
antes de que la voluntad popular dejara muy mal parado al Gobierno de George W.
Bush en las elecciones intermedias estadounidenses del 7 de noviembre, al
concederle una victoria arrolladora al Partido Demócrata. En el
diálogo también participó un público reunido en la
ciudad de Washington, Estados Unidos, y otros lo vieron por internet en diversas
reuniones “satélite” organizadas alrededor del mundo, entre
ellos cientos de personas en universidades de Colombia, Perú, Argentina,
México, Bolivia y Centroamérica. Los moderadores del
diálogo fueron la dirigente del Movimiento de Juventudes Larouchistas
(LYM) Jessica Tremblay y el asesor científico de LaRouche Jonathan
Tennenbaum desde Berlín, y Debra Freeman, vocera nacional de LaRouche,
desde la capital estadounidense. A continuación reproducimos la
transcripción de la presentación de LaRouche.
Tremblay: Hoy es 31 de octubre de 2006, y creo que este día
pasará a la historia como un parteaguas en la decisión de
qué rumbo tomará la humanidad; en realidad, el futuro de toda la
humanidad.
Mi nombre es Jessica Tremblay y tengo el gran honor de presentarles al
estadounidense más grande que tenemos, Lyndon LaRouche, y el mejor
economista de nuestros tiempos. Quiero darle la bienvenida a todos los invitados
reunidos aquí en Berlín, a esta sala repleta, y también a
todos los invitados en Washington. Sé que hay centenares de reuniones en
todo el mundo hoy, y todos esperamos con muchas ansias las muy sabias palabras
del señor Lyndon LaRouche. Y la razón es que el sistema financiero
actual está desintegrándose. Por tanto, LaRouche está
aglutinando a aquellas fuerzas que de verdad van a representar y a luchar por el
bienestar general, ya sea que estén en el gobierno o entre la
población. Y quisiera decir, también de manera específica,
en especial a los miles de jóvenes de todo el mundo que son quienes
vivirán los próximos cincuenta años y aportarán algo
grande a la posteridad.
Así que, sin más preámbulos, de veras quiero darle una
gran bienvenida al señor LaRouche, y creo que nos divertiremos mucho
hoy.
LaRouche: Muchas gracias.
Como saben, casi siempre los peores y los mejores momentos de la historia
le caen a la gente de sorpresa. Y ése será el caso con lo que
está pasando en el mundo actualmente. Ahora estamos al término de
todo un período de la historia. A mediados de septiembre, en EU y en
otras partes del mundo afectadas directamente por EU, dio inicio una nueva
depresión de la economía mundial. Esto es un tanto complicado
porque hay una campaña electoral, una llamada elección intermedia
en este momento en EU. El partido gobernante está perdiendo poder, o sea,
en términos del apoyo de la población. Está
preparándose para cometer un gran fraude electoral en EU para tratar de
retener algo de ese poder. Está listo para ir a la guerra a fin de
tratar de adelantarse a la situación, la situación
política, para retener el poder. Pero también tiene intenciones de
largo plazo de establecer una dictadura mundial llamada globalización, lo
cual significaría un desastre para toda la humanidad.
Estos acontecimientos se suceden con rapidez. Algunas cosas buenas ocurren
en el mundo, al igual que estas cosas malas, pero vienen juntas, como suele
ocurrir, al mismo tiempo. Como en la guerra: una guerra terrible estalla, y hay
gente que se apresta para pelear, pero no sabe lo que es la guerra. Entonces, de
pronto la prueba, y no era lo que esperaba. Y a veces la guerra se le revira al
atacante, y eso es bueno. Eso también ocurre de repente, conforme
acontecimientos sorprendentes y la movilización de la población y
las instituciones hacen que la gente resista el mal. Lo mismo aplica a grandes
depresiones económicas. Una gran depresión económica toma a
todos por sorpresa, aun a quienes la predijeron, porque cuando llega, no lo hace
tal como pensaron que lo haría.
De modo que, en términos de los gobiernos alrededor del mundo hoy
día, como los conozco y sé lo que dicen, a la mayoría de
los gobiernos del mundo, entre ellos los que hemos referido aquí hoy en
lo principal, en Eurasia, los tomará por sorpresa; en China, en
Japón, en India, en Rusia, todavía no tienen la menor idea
de lo que está por ocurrir. Tienen cierto sentido de que hay una crisis,
pero sueñan, creen poder controlar su situación con ciertas
creencias con las que funcionan ahora, y no podrán hacerlo. Se les
exigirán cosas que los agarrarán por sorpresa.
Los motivos de optimismo
A mí particularmente no me sorprende. Tengo muy buena idea de lo que
pasará. Y también soy más optimista, porque
sé que lo bueno de esta crisis —y también tiene cosas muy
malas—, es que lo que la mayoría de la gente piensa caerá en
el descrédito. Lo que la mayoría pensaba ayer, descubrirá
mañana que ya no lo cree. Les parecerá que todo lo que
creían de pronto se convierte en mentira.
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Lyndon LaRouche da una videoconferencia internacional desde Berlín, Alemania, el 31 de octubre. “Tenemos que contar con una orientación a la misión para organizar este mundo en torno a ese sentido de misión, ver dos generaciones adelante, a unos 50 años, y decir: ‘¿Cómo podemos salir ahora del infierno que hicimos de este planeta?’ ” (Foto: Helene Möller/EIRNS). |
Creen saber cómo administrar una economía. Los gobiernos
creen que pueden bregar con la economía. Intentan posponer el crac que ya
tienen encima. No pueden posponerlo. Quizás lo posterguen por un corto
tiempo con otra inflexión hiperinflacionaria, como en EU. ¡La
economía de EU se está desintegrando! No está
desplomándose, se desintegra. La pérdida de la industria
automotriz en el transcurso del último año continuó en
éste; EU ya no tiene una industria automotriz. Tiene algunas plantas en
su territorio, pero ya no son una industria automotriz estadounidense. Son
propiedad y están en control de extranjeros. Lo mismo pasa con la
producción de acero en muchas partes del mundo: nada de lo esencial lo
controlan los Estados nacionales y sus pueblos.
De modo que la gente alberga ilusiones: “Todo saldrá bien;
nuestro gobierno se encargará”. El Gobierno de Francia, el Gobierno
de Italia no es un gobierno; está muerto, esperando que lo entierren. Y
esto es característico de muchas partes del mundo.
Eso es lo que se nos viene encima. Ahora bien, como indiqué antes,
el viraje se dio a mediados de septiembre, con la arremetida de los años
de desplome de la economía mundial, que en realidad ha estado en marcha
desde más o menos 1971–1972. Algunos se hacían ricos, pero a
expensas de otros. Las economías decaían. Vean a EU, condado por
condado de todo el país. En prácticamente todos los condados donde
solía haber producción, ya no la hay. La gente ya no vive con un
alto grado de destrezas, lo hace como camareras o meseros, u otra clase de
cosas; los llamados “empleos de servicios”, en gran medida trabajo
inventado que ni siquiera es necesario. No preparas una hamburguesa en casa; vas
al puesto de hamburguesas. Uno no necesita eso.
De manera que la economía ha venido desintegrándose. Pero el
20% de mayores ingresos, en particular el 20% de arriba que ahora ocupa puestos
de poder —por lo general personas entre los 50 y 65 años de
edad—, esa generación en gran medida vive una ilusión.
Piensa que su mundo se ha realizado, cree que ésta es una sociedad
posindustrial; cree que eso es bueno. ¡Piensa que la globalización
es buena! La globalización es una enfermedad que va a destruir al planeta
entero y aniquilará la mayoría de los niveles de la
población actual. ¡Es un imperio! ¡Es imperialismo! Es la
restauración de una caricatura de lo que pasó en Europa en la Edad
Media.
Y todas estas cosas están ocurriendo. Y la gente no está
preparada para el choque que súbitamente cambiará [todo]. En EU,
la característica, como dije, es la campaña electoral. El intento
de posponer que surja la realidad, sólo por unas cuantas semanas
más, en la esperanza —del Gobierno de Bush— de poder
engañar a la gente, a pesar de que están perdiendo la
elección, su popularidad, y en la esperanza de poder aferrarse al poder
un “asalto” más.
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Miren a Berlín hoy día: ¿dónde está la industria? Thatcher y Mitterrand le ordenaron a Alemania que se autodestruyera como el precio a pagar por la unificación. Eso se llama “globalización”. (Foto: Ilya Karpowski/EIRNS). |
EU se destruye solo
Mucha gente cree, por ejemplo, que el mal proviene de EU, cuando en
realidad no es así. EU no es el origen de este problema; el origen
está aquí mismo, en Europa, en la élite liberal
angloholandesa de Europa. Y lo que tenemos en EU es una extensión de eso;
podemos debatirlo, pero es una extensión de eso. Y lo que EU hace no es
tratar de conquistar el mundo; lo que hace es destruir a EU. ¿Cómo
destruyes una nación poderosa? Induciéndola a desprestigiarse ella
misma. La corrompes, la llevas a que se desacredite sola. Pierde la confianza de
su propio pueblo, pierde la confianza de fuera; se desespera por tratar de
conservar el poder, comete errores, como lo ha hecho EU.
Miren, por ejemplo, el Sudoeste de Asia. Vean esta guerra en
Afganistán, vean esta guerra en Iraq, vean la propagación de esta
misma clase de guerra a otras regiones, ¡el objetivo en Irán! El
objetivo de desmembrar a Turquía —que también es parte del
plan, así como todo el Sudoeste de Asia—, la intención de
partir a Pakistán, la de partir a India, la de desestabilizar a China, la
de empezar un conflicto con Rusia, como en Transcaucasia.
EU es clave para hacer todo esto. No es el autor único de este
desastre, pero sí lo encabeza. ¿Qué hace EU? EU, que hace
seis años aún era admirado por muchos en Europa y otras partes, ya
no lo es. ¡El Gobierno de Bush y Cheney ha destruido la influencia de EU,
su credibilidad en todo el mundo! EU ha destruido partes enteras del mundo, y
está propagando eso a otras partes. Lo que pasa en el proceso es lo que
ven figuras militares prestantes de EU, figuras importantes de la inteligencia,
personalidades políticas destacadas que entienden estas cosas:
¡la autodestrucción de EU con Bush y Cheney!
Globalización significa imperio
Entonces, ¿quién se beneficia de la destrucción de EU?
Bueno, ¿quién puso a este Gobierno de Bush y Cheney en el poder?
Pregúntenle a los caballeros en Londres cómo se hizo. ¡Porque
el objetivo tiene un nombre que ustedes conocen! ¡Lo han escuchado! Es el
nombre de un veneno; pero no lo consideran como tal, lo consideran inevitable.
La sentencia es que “¡la globalización es inevitable!
¡No puedes regresar de la globalización al Estado nacional! Es
inevitable”.
Pero la globalización es el imperio. La globalización es la
reducción del nivel de vida en todo el mundo. Consideren una planta en
Alemania, ¡como en Berlín! Vean a Berlín desde 1992:
¿se benefició Berlín con el rompimiento de la
República Democrática Alemana? En cierto sentido. Hubo más
libertad, pero, ¿libertad para qué? La libertad de no trabajar,
libertad de no poder mantener la ciudad, porque le quitan su industria.
¿A dónde se fue la industria? A veces simplemente
desapareció. En ocasiones los empleos se mandaron a partes del mundo
donde la gente es pobre, donde no tiene infraestructura, donde no tiene
servicios de salud. Trabaja por menos, porque su nivel de vida es mucho
más pobre.
Entonces, lo que pasa es que, con la destrucción de Alemania, la
destrucción de la economía alemana, la de Berlín en
particular, por órdenes de Londres y Francia —las órdenes de
Margaret Thatcher y François Mitterrand—, Alemania tuvo que
autodestruirse como el precio a pagar por la unificación. El mundo se
torna más pobre; conforme EU se destruye a sí mismo, su
economía, el mundo se vuelve más pobre.
El empleo se embarca a sectores del mundo cada vez más pobres. Se
exportaron empleos a México. Pero México también es muy
caro; enviaron los trabajos a Centroamérica. Lo mismo ocurre en todo el
mundo. El empleo en la producción se muda de regiones con altos niveles
de calificación y condiciones de vida para la población, a partes
cada vez más pobres del mundo. Eso se llama
“globalización”.
Es la eliminación del Estado nacional, la eliminación de la
protección, del nivel de vida, de la atención médica, de
los sistemas educativos. Se está destruyendo todo esto. Tenemos
—¿qué?— 10% de la planta de trabajo de Alemania sin
esperanza, sin futuro. Está destruyéndose a Alemania; está
destruyéndose a Italia. Algunos empleos van para China.
¿Qué si el dólar cae?
Muy bien, pero examinemos esto, este mito del imperio estadounidense:
¿qué si EU se desploma? Supongamos que el valor del dólar se
desploma 20, 30%. ¿Significa eso que otras partes del mundo de pronto
mejoran porque toman el lugar de EU? No.
Si EU se hunde, el resto del mundo también se hunde inmediata y
automáticamente. ¿Por qué?
En 1971, en agosto de 1971, el Gobierno de entonces, el Gobierno de Nixon,
a través de un individuo llamado George P. Shultz —el hombre que
después puso al dictador Pinochet en el poder en Chile, junto con Henry
Kissinger y Félix Rohatyn—, ¡puso a flotar el dólar! O
sea que, hasta entonces, el dólar había representado una moneda
regulada dentro de un sistema de paridades fijas entre monedas a nivel
internacional. En esencia el dólar todavía era tan bueno como el
oro. El dólar fue la única moneda mundial al término de la
Segunda Guerra Mundial. Su poder, su estabilidad mediante cosas como el plan
Marshall y acuerdos similares, y el sistema de tipos de cambio fijos, le
permitió a Europa Occidental recuperarse, les permitió a otras
partes del mundo recuperarse por medio de cosas como el Kreditanstalt für
Wiederaufbau en Alemania; como vehículos de movilización del
crédito para reconstruir la economía de una Alemania destrozada
por la guerra, la de Francia, para levantar la economía de Italia, lo
cual continuó hasta fines de los 1960.
En 1971 la decisión de un gobierno convirtió al dólar
en papel higiénico (ver gráfica 1). Esto lo respaldó
una reunión del Fondo Monetario Internacional en 1972. De nuevo, George
Shultz estuvo ahí. Tenían un sistema de tipos de cambios
flotantes; ¿qué respaldaba al dólar? Bueno, éste ya no
era el dólar estadounidense; era el dólar del FMI: un
dólar estadounidense denominado en condiciones del FMI; sin sustento
alguno, salvo la buena fe y la confianza de que todo saldría
bien.
Todo en el mundo está relacionado ahora con este dólar. China
tiene vastos activos financieros denominados en dólares. En todas partes
del mundo tienen vastos activos denominados en dólares. ¿Qué
pasa si el dólar cae 30%?
Entonces China se desploma, India se desploma, no sólo porque el
dólar vale menos en su llamada lista de activos, sino porque el
desplome del mercado estadounidense, su derrumbe de reacción en cadena,
sus efectos en otras partes del mundo, significan la caída de las
economías de India, China y demás. Y también de Europa.
Así que un desplome del dólar estadounidense es un desastre
para cada rincón del mundo.
Y la gente no entiende eso. Hay unos cuantos en EU que sí lo
entienden; creo que Paul Volcker, el ex presidente del sistema de la Reserva
Federal, probablemente entiende eso. Sé que algunas otras personas
importantes en EU lo entienden: no puedes devaluar el dólar. Si lo
haces, echas abajo todo el castillo de naipes del sistema mundial, porque el
comercio mundial se calcula y denomina en dólares. El grueso de los
activos, de los activos financieros del mundo, está denominados en
dólares.
Si el dólar cae, todo cae. Por tanto, tienes que preocuparte por lo
que le pase a EU, porque sólo si EU actúa con el
consentimiento y cooperación de otras naciones para que el dólar
sea un valor fijo de seguridad, manteniendo así el sistema crediticio del
que ahora depende la totalidad del mundo, sólo en esas condiciones puedes
evitar que al mundo entero le ocurra algo comparable a lo que le pasó a
Europa en el siglo 14, cuando el sistema bancario lombardo se desplomó y
toda Europa cayó en la prolongada Nueva Era de Tinieblas. El derrumbe del
dólar hoy en el mercado mundial haría que el planeta se hundiera
en una nueva Era de Tinieblas.
Por consiguiente, esto es típico de lo que sucede el día de
la crisis: de pronto enfrentas un momento en el que está a punto de
ocurrir un colapso del dólar, y dices: “Bueno, el dólar se
va a desplomar, el resto de nosotros la libraremos; China estará bien,
India estará bien, Europa se las arreglará, Rusia saldrá
adelante. . .” No. No, el mundo caerá en el caos.
Es como una de esas cosas que pasan en tiempos de crisis, cuando a la gente la
toman por sorpresa, y las cosas que siguen diciéndose a sí mismos
que eran verdad, de repente demuestran no serlo. Y los sobrevivientes son
aquellos que se espabilan pronto y reconocen que lo que creían era un
fraude, una mentira.
Una cultura de sofistería
Porque la gente vive mentiras. Ésta también es una cultura
sofista. El mundo de la posguerra en gran medida ha devenido en una cultura
sofista; Europa y EU en particular. Somos sofistas que siguen la misma suerte de
sofistería que llevó a la Atenas de Pericles a destruirse ella
misma en la guerra del Peloponeso. Esa clase de sofistería: las palabras
ya no significan nada; la verdad ya no existe. ¡Es sofistería!
“Pero, no sé. . . ¡Tú dices que es cierto!
Pero la opinión popular dice que no. Tú dices que esto es bueno,
pero la opinión popular dice que no. La opinión popular dice que
esto es bueno, pero tú dices que no”. ¿Qué autoridad
tienes? “La opinión popular”, o lo que percibes que es la
opinión popular o la de algún grupo. Pero es creer en algo sin
comprobar, que no es verdad.
Y así es como se destruyen las civilizaciones, en especial las
europeas, desde la caída de Atenas con Pericles: “¡La era
dorada de Atenas!” Resulta que la “era dorada” cayó
como un chorro, y Atenas se fue por el caño. “Era dorada”;
ése es el veneno.
Cómo defender al dólar
Ahora veamos la otra cara. Ésa es la cara mala. No sólo
estamos en un período de guerra, estamos al borde de una edad oscura
inminente, de un desplome del dólar, un desplome del mundo. Todo esto
está ahora en marcha.
Bueno, dije que tenemos que defender el dólar. Permítanme
explicar esto de nuevo, como lo he hecho recientemente en algunas cuestiones al
respecto: primero que nada, el mundo está denominado —en especial
el mundo denominado en dólares— en una suerte de seudomoneda
llamada derivados financieros, tales como los de los fondos especulativos. Ahora
bien, ¿qué son los fondos especulativos? ¿Qué son los
derivados financieros? Representan deudas de juego. No hay producto en
los fondos especulativos. No hay producto en los derivados financieros.
No tienen nada de valor físico. Lo que son es, ¡una apuesta, una
apuesta de juego! Y luego se convierten en apuestas a las apuestas de juego,
donde los fondos especulativos compiten apostando unos contra otros. El mundo ha
devenido en un casino gigantesco desde 1987, desde que Volcker dejó el
sistema de la Reserva Federal y entró Alan Greenspan, ¡y
legalizó lo que debió prohibirse como una práctica
delictiva llamada derivados financieros! Y al mundo lo dirigen y dominan ahora
derivados financieros. Y ésta es una burbuja que está por
estallar. ¿Mmh?
Entonces, ¿qué tenemos que hacer? Lo primero que tenemos que
hacer es deshacernos de estos papeles: cancelar todos los fondos
especulativos, todos los derivados financieros. Pues bien, alguna gente
pegará de gritos cuando digas esto, pero tienes que hacerlo. Lo
harás de un modo o de otro: o lo haces de manera ordenada mediante
acciones de gobiernos y acuerdos entre gobiernos, ¡o te pasará de
todos modos! Y, si te pasa en cualquier caso, te caerá como un choque, no
como una decisión de gobiernos. Porque nunca podríamos pagar, el
mundo jamás podría pagar, sustentar las obligaciones denominadas
en fondos especulativos, en derivados financieros en general. No se
podría hacer. La deuda es muchísimo más grande que todo el
producto anual del mundo y, en especial con las tasas de interés
actuales, nunca podrías pagarla.
Por tanto, mientras te aferres a los derivados financieros y los fondos
especulativos, estás perdido. Si tu país los apoya, está
perdido. Y se encontrará un nuevo gobierno; tal vez uno que resuelva el
problema, pero será un gobierno nuevo, sea que lo resuelva o no. Eso es,
la crisis sucederá.
Entonces, lo primero que tenemos que hacer es someter al mundo a una
reorganización por bancarrota. Tenemos que ponernos de acuerdo en que el
dólar ha de convertirse, de nuevo, en una unidad de cambio fija.
¿Por qué? ¿Por qué ése es su valor? No; porque
vamos a hacer que ése sea su valor. Vamos a virar la economía
mundial al someterla a una reorganización por bancarrota, como en
cualquier reorganización por bancarrota ordenada: vamos a someter al
sistema financiero mundial a una reorganización por bancarrota; vamos a
convertir las obligaciones de corto plazo, de ser viables, en obligaciones de
largo plazo. Vamos a funcionar con una tasa de interés baja, como lo
hicimos en los 1930, cuando empezó la recuperación en EU. Ahora
vamos a recrear un sistema bancario, porque tenemos que salvarlo. No podemos
salvar a muchos de los banqueros, que están locos, pero sí al
sistema bancario. Porque lo necesitamos: el sistema bancario es el método
por el cual uno maneja los depósitos de la gente, por el cual haces
circular el crédito, por el cual generas crédito de largo plazo
para inversiones, esa clase de cosas.
De manera que los gobiernos tendrán que intervenir para recrear, en
una reorganización por bancarrota, una conjunto de bancos, con frecuencia
los mismos que existen ahora, para regresar y hacer negocios de un modo
cuerdo, a diferencia de la manera demente en la que hemos venido
funcionando a últimas fechas. Porque necesitamos los bancos, necesitamos
que apoyen la inversión en la industria local y demás, y en las
cuentas privadas de los ciudadanos y demás, y en las comunidades
locales.
Así, ahora tenemos que contar con un sistema crediticio
sólido, fundado en crédito de largo plazo, en la
eliminación de las obligaciones denominadas en derivados financieros o
cosas parecidas. Ahora descubrimos que en la economía mundial, en
especial en Europa, como en Alemania, por ejemplo, o en Francia, pero tomemos
aquí el caso de Alemania: el problema es que no hay suficiente
producción o empleo productivo para que Alemania pueda pagar sus
impuestos de modo que tenga un país estable y crecimiento. De forma que
el problema es una escasez de crédito, porque tenemos gente que
todavía está capacitada, y si pudiera empleársele de vuelta
en sus profesiones, si pudieran emprenderse empresas que fueran útiles
—en especial en industrias, como en la industrialización de
Berlín—, entonces podríamos empezar a tener, con mucha
rapidez, una recuperación de la economía, con suficiente
crédito y una reorganización de las finanzas. Esto es cierto en
todas partes del mundo, más o menos. Por ende, eso significa que
necesitamos un nuevo abasto de crédito, crédito de largo plazo,
con ese fin.
La misión de desarrollar a Eurasia
Todo esto encaja en un cuadro mundial: tenemos dos partes de
Eurasia.
Por un lado tenemos a la civilización europea, como maduró en
Eurasia desde la época de la Grecia antigua, los tiempos de Solón
de Atenas, por ejemplo. Eso es civilización europea. Esto se ha dado, con
todos sus problemas de por medio, entre medio y antes, con toda clase de
acontecimientos; la civilización europea es una institución muy
sólida. Pueda que no sea sólida en el modo como a veces se
comporta, pero es una idea muy buena. De hecho, es la idea más
exitosa para el desarrollo y mejoramiento de las condiciones de vida de los
pueblos. El Estado nacional, como se desarrolló en Europa, es una forma
de institución que, cuando evoluciona como es debido, es la
institución más eficaz que conocemos para fomentar las mejoras al
bienestar de la humanidad. Ése es el caso hoy día.
Por el otro, los pueblos de Asia, que hasta hace poco, hasta que
ocurrió el avance de la modernización, en esencia han tratado a la
masa de la humanidad como ganado. Sí, algunos son ricos, algunos tienen
una cultura impresionante, algunos tienen esto, etc.; pero la masa de la
población, el 80 a 90%, está empobrecida y vive casi como bestias,
con la esperanza de vida de las bestias, el nivel de vidas de las bestias,
esclavizado, sin un desarrollo mental real del individuo, cosa que en los
mejores casos en Europa y EU sí tuvimos.
Por tanto, el problema es que ahora hemos llegado al momento, a este
respecto nada más, en que tenemos que pensar en el mundo: tenemos una
población creciente en Asia, una región de crecimiento en Asia.
Tenemos que pensar en reactivar la civilización europea con una
orientación a la misión del desarrollo de toda Eurasia en las
próximas dos generaciones, lo que significa que Europa tiene que
activarse de nuevo como una fuente de producción científica y
tecnológica en la forma de crédito de largo plazo, de
inversión de largo plazo en el intercambio con Asia, para levantar a
países, como al cerca de 70% de los pobres de India, de los pobres de
China, de los de otros países donde no pueden hablar de un
futuro.
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Distrito comercial de Shangai. ¿Qué pasa cuando el dólar cae? China cae, India cae: “Un desplome del dólar estadounidense es un desastre para cada rincón del mundo”. (Foto: PRNews Foto). |
Y tenemos que contar con una misión de construir un mundo justo
fundada en la cooperación entre Estados nacionales, con el principio
westfaliano de que tenemos que pensar, en toda política, como lo hicieron
los autores del tratado de Westfalia: primero tenemos que pensar en el
prójimo, más que en nuestras propias demandas.
¿Qué estamos haciendo por el prójimo? ¿Qué
estamos haciendo, como nación, como pueblo, por el prójimo,
por las demás naciones? Hay que tender lazos de
cooperación, de cooperación a largo plazo entre pueblos y naciones
en base a esto.
Así que tenemos que organizar para salir de esta depresión
que ahora nos azota, tenemos que organizar en razón de una perspectiva de
largo plazo, de aproximadamente 50 años, para desarrollar al
continente eurasiático.
Cambiemos la relación del hombre con la
naturaleza
Esto tiene otro aspecto, al que me referí la última vez que
tuve una reunión aquí en Berlín. Y es que hemos llegado al
momento en que tenemos un cambio fundamental en la relación del hombre
con la naturaleza. El crecimiento demográfico y el avance de la
tecnología, el mejoramiento de la tecnología necesario para ese
crecimiento demográfico, ha generado una situación en la que
consumimos materias primas de primera calidad más rápido de
lo que el planeta puede regenerarlas.
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Los pobres de China: la gran mayoría, un 70% de la población de China, India y otros países pobres, no tienen futuro si no hay un cambio fundamental en la política estadounidense. (Foto: clipart.com). |
Ahora bien, también hemos entrado a un período, el
período de los procesos de fisión y fusión, en el que de
hecho no sólo podemos regenerar materias primas de alta calidad, es
decir, ayudarle a la biosfera a recuperarse del daño que le causa nuestro
consumo; también estamos entrando en una fase en la que crearemos nuevas
condiciones y nuevos materiales en este planeta que nunca antes existieron.
Porque vamos a pasar al período transuránico del desarrollo del
planeta, en el que desarrollaremos nuevas clases de materiales, con nuevos
propósito, nuevos compuestos, cosas nuevas que nunca antes hemos hecho.
Tendremos que hacerlo para satisfacer la demanda de la población,
digamos, de China, de más de un millón trescientos mil; la de
India, con más de mil millones de habitantes, ¡70% de ellos pobres!
¿Cómo producir lo suficiente para satisfacer la demanda de
energía, materias primas, desarrollo y producción alimenticia?
¿Cómo hacer esto para sostener a la población, a los hijos de
la población de Asia, darles la oportunidad de un nivel de vida que les
permita sobrevivir y progresar?
Por tanto, hemos entrado a un período en el que ya no pensamos en
aprovechar y explotar materias primas. Hoy pensamos en aprovechar y
desarrollar el equivalente de las materias primas del planeta, lo cual
significa poner más que nada el acento en las tecnologías de
fusión termonuclear y las relacionadas.
Regresemos a la energía nuclear
De manera que los próximos 50 años tendrán que
representar esa clase de transición. Eso significa, ahora, regresar a la
energía nuclear. Por ejemplo, veamos la crisis de agua: tenemos en este
planeta una crisis de agua dulce. Esto es en particular cierto en India. Vean,
por ejemplo, el Sudoeste de Asia: la crisis esencial en el Sudoeste de Asia,
aparte de todos los problemas políticos, es la falta de agua, ¡la
falta de agua potable! ¡Agua para cultivos, para beber! Las guerras, como
la de Israel con Siria, ¡fueron por agua! Israel tenía una
población en expansión; tuvo que robarle el agua a Siria, y se la
arrebató a todos a su rededor para satisfacer sus necesidades. Es una
crisis de agua. Esto es algo que sabíamos desde principios del siglo
pasado. Desde antes de que estallara la Segunda Guerra Mundial
sabíamos que no se puede tener estabilidad alguna en el Oriente
Medio sin generar un abasto de agua dulce, sin cambiar el clima mediante
la aplicación de una gestión de agua y energía que cree un
ambiente que soporte una población más grande, per cápita,
en toda esa región.
En India y otras partes tenemos ahora poblaciones que viven de lo que se
conoce como fuentes de agua fósil o semifósil. Tenemos agua
atrapada en la Tierra, en una cavidad en algún lugar, por los
últimos 2 millones de años de la glaciación. El
derretimiento de los glaciares puso agua, la depositó como si fuera
algún metal, en lo profundo de la tierra. Y la gente, como en Australia,
extrae ahora esta agua fósil, o como en EU, que la extrae del
acuífero de Ogallala; saca agua dulce de los acuíferos con
más rapidez de la que puede reabastecerse en estos momentos.
Así que tenemos una crisis de agua. Tenemos agua de sobra.
¿Conocen los océanos! Tenemos bastante agua. Ése no es el
problema. Pero necesitamos cierta calidad de agua potable para el desarrollo de
la agricultura, para reverdecer y mejorar el clima con simples árboles;
con árboles, pastos y demás, mejorar el clima. Entre más
vida tengamos en la tierra, en la forma de vida vegetal, mejor estaremos, en
especial cultivos. Así que tengámosla, la necesitamos. Necesitamos
agua dulce, limpia y potable para la gente. No podemos lograrlo de manera
económica sin el uso a gran escala de energía atómica, de
la fisión nuclear.
La India tiene una población muy pobre, el 70%. Es una
población, este 70%, con una educación muy pobre. Por tanto,
tienes que encontrar una palanca para elevar el nivel de vida, cuando uno no
tiene la base educativa en la población para que lo haga con simple
tecnología. Así que, ¿qué haces? Introduces la
energía nuclear; de pronto tienes una infusión de energía y
agua barata y eficiente, y has cambiado las condiciones de vida de la gente
aumentado su productividad al mejorar su ambiente, en tanto ambiente productivo.
Esto se aplica a otras partes del mundo, como el Oriente Medio; tenemos que
transformar estas regiones para hacerlas más habitables y que sacien las
necesidades de sus poblaciones, hoy y mañana. Ésta tiene que ser
la clase de misión que nos ocupe en los próximos 25 y 50
años.
Cuando estamos erigiendo una economía, reconstruyendo una
economía de los escombros en los que la convertimos desde 1970, en
particular, tenemos que pensar en estos términos: hemos de pensar en dos
generaciones al futuro. Debemos pensar en términos del tratado de
Westfalia: ¿qué estamos haciendo por el prójimo?
¿Qué estamos haciendo por Asia desde Europa? ¿Qué
estamos haciendo por otras naciones de Europa? ¿Qué estamos haciendo
por África, por el mundo en general? Y, por ende, en cierto sentido
nuestra vida tiene ahora un propósito. No vivimos como sesentiocheros
codiciosos que tratan de satisfacer sus propios placeres mientras siguen en este
planeta. Ofrecemos un propósito en la vida, una misión en la
vida.
Todos morimos. ¿Cuál es nuestro propósito en la vida si
todos morimos, nuestra satisfacción mientras vivimos? ¿O será
que lo que hacemos con nuestra vida mientras vivimos, que tiene un valor
continuo para la raza humana después, es lo que hace que valga la pena
para la humanidad que vivamos, de lo que podemos enorgullecernos a los ojos de
nuestros hijos y nietos, lo que hacemos por ellos y por el mundo que nos
sucederá?
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Descripción artística de una planta nuclear flotante para la generación de electricidad y la desalación de agua. “Tenemos en este planeta una crisis de agua dulce. . . Necesitamos agua dulce, limpia y potable para la gente. No podemos lograrlo de manera económica sin el uso a gran escala de energía atómica, de la fisión nuclear”. (Foto: Batelle/Laboratorio Nacional Oak Ridge). |
Ésa es la pasión que tiene que acogernos, si es que vamos a
salir de este desastre. Por tanto, tenemos que pensar en términos
mundiales, no en términos de globalización. Tenemos que pensar en
la orientación hacia la misión, para unir a las naciones, para que
pongan su propia casa en orden, para poner en orden nuestras relaciones entre
naciones; para crear un sistema mundial de cooperación financiera y
relacionada que se organice para satisfacer esta clase de necesidades y darnos
de nuevo, no el orgullo de la arrogancia, sino de que somos necesarios, cada uno
de nosotros, y cada nación, para el beneficio del mundo entero.
A ése momento hemos llegado, y así están las cosas
ahora.
¿Qué es la economía en
realidad?
Uno de los problemas que tenemos es que la mayoría de la gente cree
saber algo de economía. Y puedo decirles que la mayoría no sabe
nada de economía. Sabe lo que le han enseñado, lo que le
han enseñado sobre el dinero, los procedimientos monetarios.
No entiende la economía física, por ejemplo; y en particular
los sesentiocheros no entienden para nada la economía
física. Acuérdense, la generación de los sesentiocheros, la
del 20% de mayores ingresos familiares que ahora andan, digamos, entre los 50 y
65 años de edad, no entiende nada de la economía. Primero que
nada, como por lo general ahora, se oponía a la producción;
¡significaba trabajo! Y ellos no creían en el trabajo,
¡creían en el placer! Toda clase de placer. Y se tiraron a algunos
placeres y los enfermaron. Así, cambiaron de placer o cayeron en el
sadismo como una forma de placer.
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Miembros del coro del Movimiento de Juventudes Larouchistas interpretan el motete de J.S. Bach, Jesu, meine Freude, en una escuela de cuadros que tuvo lugar hace poco en Berlín. “Bach fue el cimiento de la civilización moderna, su obra musical, su trabajo con el contrapunto, su redescubrimiento de lo que habían entendido los pitagóricos hace mucho tiempo: la coma”. (Fotos: Helene Möller/EIRNS).
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De modo que tenemos una sociedad que ya no piensa en términos de
valores reales, ya no piensa en términos de la inmortalidad, en el
sentido de, “¿Eres un animal?” Si lo eres, vienes y vas, y
mueres; vives feliz o de manera miserable, pero mueres. ¿Cuál es la
consecuencia de tu muerte? ¿Recuerda alguien a una mascota, a un animal que
tenía en la granja? Pero, ¿qué importancia tuvo ese animal,
en tanto individuo, para el futuro de la especie? Ninguna.
Los seres humanos somos diferentes. Somos capaces de razonar. Somos capaces
de descubrir principios universales, como en la ciencia física y el arte
clásico. Nos comunicamos para desarrollar estos principios para las
generaciones venideras. Así aumentamos el poder de las próximas
generaciones, beneficiamos a las generaciones futuras de la humanidad.
La generación del 68 perdió eso. No quería producir;
quería placer, quería emociones, quería poder ignorar lo
que le pasaba al mundo a su alrededor. Así que destruimos. . .
Tuvimos la revolución verde, no verde en términos de vegetales,
sino de: “Yo no trabajo, no produzco”. Vivimos en un mundo en el que
la mayoría se muere de hambre, y su inanición se intensifica, y no
nos importa lo que producimos o dejamos de producir. Somos
indiferentes al resto de la humanidad. Pensamos en términos de
nuestra codicia o nuestro placer, nuestros estilos de vida, nuestros
hábitos. No pensamos en lo que hacemos que nos hace inmortales, en
el sentido de lo que contribuimos al futuro de la humanidad.
Hemos perdido el sentido de identidad, que fue el fundamento de la
civilización europea. Antes en la civilización europea
pensábamos en lo que estábamos haciendo por nuestros nietos y los
que vendrían después de ellos; la gente se sacrificaba por sus
hijos y nietos, y los que vinieran después, se sacrificaba para construir
algo de lo que una generación futura pudiera enorgullecerse, porque
lograron eso. Construyeron eso, lograron aquello. Pasamos de ser una
generación que pensaba en hacer aportes, contribuciones permanentes al
futuro de la humanidad, a una totalmente egoísta: “Lo que obtengo,
mi satisfacción, mi placer”. Y así fue que nos
destruimos.
Nos destruyó nuestra propia sofistería. Queríamos el
respeto de gente como nosotros, en especial de sesentiocheros. No nos importaba
lo que le pasara al resto de la humanidad. Queríamos ganarles,
queríamos encontrar a alguien a quien ganar, para sacarle ventaja.
Nunca aprendimos, como lo hizo la gente del tratado de Westfalia, tras una
experiencia horrible, que la forma de triunfar es cuidando del prójimo
primero. Y así es cómo construyes una civilización que
tiene una orientación al futuro. Eso es lo que necesitamos
ahora.
El problema viene de que la gente ya no tiene el valor que solía ser
el fundamento de la economía europea, o sea, la idea de una
producción mejor: condiciones de producción mejores,
generar condiciones de vida mejores, condiciones físicas de vida mejores,
condiciones mentales de vida mejores para la producción física,
etc. Una cultura, más que sólo el placer arbitrario; hemos perdido
eso. De modo que hemos perdido el sentido de lo que es el valor real.
El poder de las ideas
¿En qué radica el valor? En aquella clase de ideas, ideas
descubiertas y elaboradas, que nos permiten mejorar la condición de la
humanidad, per cápita y por kilómetro cuadrado de este planeta;
que le dejan un mundo mejor que el que tuvimos a una generación venidera.
Esto se hace con trabajo, produciendo cosas, empleando destrezas
más avanzadas, aumentando el poder per cápita para elevar el poder
del hombre en y sobre la naturaleza, ¡desarrollando las mentes, de modo que
la gente pueda pensar con claridad! La gente hoy no tiene tiempo de pensar,
está demasiado ocupada procurando el placer o evitando el dolor. Por
consiguiente, no pensamos en el propósito de la vida; por ende, no
entendemos qué es un valor económico.
Obviamente, un valor físico–económico es lo que
podemos hacer hoy para mejorar la vida de la humanidad, en términos de
desarrollar cosas útiles para el futuro, lo cual implica la
producción física de cosas útiles para el futuro y
desarrollar ideas que, al comunicarse a las generaciones futuras,
éstas las usarán para mejorar las cosas. Así que
todo está ligado a lo que llamamos progreso científico y
tecnológico, y también cultural.
Por ejemplo, hemos venido trabajando en esta cuestión con Bach. La
gente ha olvidado lo que Bach representaba; algunos nunca lo supieron. Bach fue
el cimiento de la civilización moderna, su obra musical, su trabajo con
el contrapunto, su redescubrimiento de lo que habían entendido los
pitagóricos hace mucho tiempo: la coma. Todo lo cual se expresa en las
grandes interpretaciones de las obras corales de Bach y de las grandes obras de
los compositores clásicos; todo se fundamenta en eso. Lo cual
implica la misma chispa de genialidad, en una aplicación diferente de la
del desarrollo de descubrimientos científicos fundamentales.
Lo importante en una sociedad saludable es el hecho de que estás
tratando con ideas, sea en términos de implicaciones
científicas físicas o artísticas culturales, ideas que
creas o mejoras en el sentido de creación que delegas a generaciones
futuras, para que de algún modo la humanidad progrese. Porque las
generaciones del futuro serán más poderosas e inteligentes que lo
que somos hoy para enfrentar los problemas de la humanidad.
Y, como vemos, tenemos que contar con esto, porque hemos llegado a este
momento de crisis de las materias primas. Ya no podemos resolver el problema que
hoy encaramos con la suerte de enfoque para las materias primas que
teníamos hace dos generaciones. No podemos hacerlo, no sin el desarrollo
de una tecnología de fusión termonuclear y lo que conlleva, no
podríamos enfrentar con éxito los problemas de este planeta
hoy. Sin energía nuclear, no podríamos abordar con eficacia
la crisis de agua de muchas partes de este planeta en la actualidad. Así
que este proceso de progreso, de progreso científico, cultural en
general, es necesario, y es el valor esencial, el valor
físico, el verdadero valor humano que debiera imperar en
una economía en tanto sentido de valor. Y a lo que asignemos un precio
mayor o lo que valoremos en términos de dinero, en mayor grado, debieran
ser esas cosas valiosas para la condición futura de la humanidad:
el mejoramiento físico de las condiciones de la humanidad, de la
capacidad física de sobrevivir de los seres humanos, para las
generaciones futuras, el desarrollo de la mente humana a un nivel superior de
desarrollo cultural mediante el avance cultural que produzca a un individuo cuya
visión sobre la posición y función del hombre en este
universo se eleve a un nivel superior. Ésas son las cosas que
valen.
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Un técnico del Servicio Nacional de Conservación de Recursos ajusta un medidor de flujo del agua de riego. “Lo que valoremos en términos de dinero, en mayor grado, debieran ser esas cosas valiosas para la condición futura de la humanidad: el mejoramiento físico de las condiciones de la humanidad, de la capacidad física de sobrevivir de los seres humanos, para las generaciones futuras”. (Foto: Tim McCabe/Departamento de Agricultura de EU). |
Una sociedad sin valores
Pero, ¿qué tenemos ahora? Los precios más altos, los
salarios más altos se le pagan a la gente más inútil, los
depredadores; mientras que la gente a la que se le niega el derecho a trabajar,
aun en un empleo sencillo y respetable que corresponda a sus destrezas, ¡no
tiene trabajo! Las oportunidades agrícolas, en un sentido tradicional
¡ya no existen donde las había! Las oportunidades para el
diseñador de máquinas–herramienta, para el fabricante de
máquinas–herramienta, para el fabricante de un producto mejor
hecho, ¡a la mayoría se le niega la oportunidad de tener eso!
Oh, puedes tener un empleo, un empleo por un solo
euro.*[1] ¡Pero no puedes tener
un trabajo valioso para la sociedad!, un trabajo que te dé la
oportunidad de sentirte digno por lo que haces en la sociedad, la clase de
trabajo que diga: “Eres útil en mi comunidad. Ha de
respetársete como una persona útil”. Ya no se tiene ese tipo
de trabajo.
MAPAS 1a y 1b
Empleo en el sector servicios por condado, de 1975 al 2000, como porcentaje de la fuerza laboral total
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Fuente: Oficina de Estadísticas Laborales de EU; (mapas de Mapinfo). |
Vean las cifras en EU, como las vemos nosotros: cada condado de EU que
estudiamos. Y lo que ven, en el condado, es cuánto empleo y cuánta
actividad económica hubo para producir cosas útiles en la
agricultura, la industria y demás. A diferencia del llamado “empleo
de servicios”, ¿lavándole los platos a alguien más?
¿Como mesero del restaurante en el que come alguien más?
¿Recogiendo basura, haciendo baratijas, haciendo un hoyo para tapar otro? Y
uno ve un cambio en EU en los últimos 30 años, de gente que era
productiva —condado por condado— en condados en los que la
mayoría de la gente tenía un empleo productivo, a una
situación en la que muy pocos, una proporción muy pequeña
de la gente tiene un trabajo productivo (ver mapas 1a y
1b).
Y la gente que supervisa ese trabajo inútil, ¡es la que se
lleva los billetes grandes!
Por eso, tenemos un problema moral aquí, y es un problema de valor.
El problema del valor, de este término, “valor”, tiene
connotaciones físicas, como lo he ilustrado. Esta clase de
producción arroja beneficios físicos para la humanidad, en tanto
que la simple producción de placer, de la que la prostitución es
un ejemplo, no es muy productiva; su intención no es ser productiva. Y
ése es nuestro problema.
Así que tenemos que contar con una orientación a la
misión para organizar este mundo en torno a ese sentido de misión,
ver dos generaciones adelante, a unos 50 años, y decir:
“¿Cómo podemos salir ahora del infierno que hicimos de este
planeta?” Y, digamos, que en 50 años a partir de ahora, cuando la
generación que ahora llega a la adultez se acerque a la edad del retiro
nominal, cuando haya completado sus dos generaciones de trabajo —50
años—, podrá decir: “Hemos aportado algo al futuro de
la humanidad, hemos contribuido al beneficio de las condiciones de vida de la
población en Asia, nos hemos dado a respetar por lo que estamos haciendo
en Europa o en EU, hemos acabado con esas prácticas que sabemos son
inmorales y aberrantes, hemos acabado con el abuso contra sectores enteros de la
raza humana”. Y adopten eso como un objetivo.
Y eso es lo que necesitamos.
Estamos entrando en una crisis, en una crisis de valores. Lo que la gente
acepta hoy como normal, está podrido y es perverso. Tenemos que cambiar;
tendremos que cambiar, porque nos veremos obligados a hacerlo. No podemos
seguir funcionando como lo hemos hecho desde 1970, más o menos. Ya
no podemos seguir haciéndolo en la civilización europea;
tenemos que cambiar, y nos veremos obligados a hacerlo.
Si no cambiamos, la mayoría de los idiomas del mundo
desaparecerán conforme desaparezcan las naciones, conforme desaparezcan
las fronteras nacionales, en la globalización. Ésa es la
situación que tenemos.
Bueno, creo que ahora tendremos un intercambio.
*Según el plan social Hartz IV de Alemania, alguien
que pierde su trabajo sólo puede recibir pago por desempleo si acepta
trabajar por [1] euro la hora (como 1,28
dólares).
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