Iberoamérica
El fascista chileno Pinochet
también era hombre de BAE
por Cynthia R. Rush
La reputación del general Augusto
Pinochet como dictador fascista de Chile, de 1973 a 1990, y capo de la
maquinaria internacional de asesinatos y tortura conocida como operación
Cóndor, está ampliamente documentada. Menos conocida es su
participación en los negocios de la empresa armamentista británica
BAE, en la que colaboró con figuras prestantes de la oligarquía
financiera británica y europea en un sinfín de ventas de armas y
lavado de dinero ilícitos, con los que lucró a manos llenas por el
orden de los cientos de millones de dólares. Antes de que el Gobierno
británico de Tony Blair suspendiera la investigación de la
Dirección de Fraudes Graves (SFO) sobre los pagos que BAE le hizo al
príncipe Bandar de Arabia Saudita en 2006, se esperaba que la SFO la
ampliara para incluir también el lado de su relación con
Pinochet.
Según documentos bancarios
chilenos y estadounidenses, en el período de diciembre de 1997 a octubre
de 2004 Pinochet recibió de BAE pagos secretos por un valor de 1,1
millones de dólares, que se escondieron en cuentas secretas del banco
Riggs de Washington, que también era el banco predilecto del
príncipe Bandar. Los pagos, comisiones por las ventas de armas que
Pinochet arregló, también fueron a parar a Coutts & Co., el
banco privado de la Reina de Inglaterra y brazo bancario privado internacional
del Royal Bank of Scotland.
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El general chileno entonces exiliado en Gran Bretaña, Augusto Pinochet, y su esposa, visitan a la ex primera ministra Margaret Thatcher (der.). Como dictador de Chile, Pinochet apoyó la guerra de las Malvinas de Thatcher contra Argentina en 1982. Al menos desde entonces tuvo una gran afinidad con los británicos, hasta su muerte el año pasado.
El dinero
también se canalizó a través de Red Diamond Trading, una
empresa ligada a BAE y con domicilio fiscal en el paraíso fiscal de
ultramar de las islas Vírgenes británicas. El 15 de septiembre de
2005 el Guardian de Londres informó que a Red Diamond la creó en 1998 una
“discreta” subdivisión de BAE conocida como HQ Marketing
Services, que la usó para encubrir los pagos de BAE a los agentes
sudamericanos que la ayudaron a cerrar la venta de armas y tecnología
aeroespacial a gobiernos de
Iberoamérica.
Cuando Pinochet fue
arrestado en Londres en septiembre de 1998 y se le amenazó con
extraditarlo a España acusado de las atrocidades que cometió
durante sus 17 años de dictadura de corte nazi, él estaba de
visita como invitado de Royal Ordnance, una subsidiaria de BAE, como en varias
ocasiones a lo largo de los 1990. Los ejecutivos de BAE y el gobierno de turno
invitaban a cenar y a beber al viejo fascista. Pero la relación de
Pinochet con la empresa británica de hecho data, por lo menos, de 1982,
cuando apoyó el ataque imperialista de la entonces primera ministra
Margaret Thatcher contra Argentina en la guerra de las
Malvinas.
‘Lamebotas del Imperio
Británico’
Como
señaló Lyndon LaRouche el 14 de junio, Pinochet fue de hecho un
“lamebotas del Imperio Británico” casi desde el principio.
Los mismos intereses oligárquicos financieros que controlan BAE,
estuvieron metidos hasta el cuello en orquestar y apoyar el golpe de Pinochet de
1973 contra el presidente Salvador Allende—quien fue elegido
democráticamente—al igual que sus colaboradores estadounidenses
George Shultz, Henry Kissinger y Félix Rohatyn, tal como EIR lo
ha documentado.
De hecho, uno de los hombres
sobre el terreno en Santiago de Chile cuando ocurrió el golpe de 1973,
era el recluta y más tarde director del servicio de inteligencia
británico MI–6, sir David Spedding, de quien se sospechaba que
cooperaba con la CIA en organizar el golpe de
Pinochet.
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Pinochet recibió de BAE pagos secretos por un valor de 1,1 millones de dólares, que se escondieron en cuentas secretas del banco Riggs de Washington. (Foto: Steve Carr/EIRNS).
El historiador británico
Mark Curtis, en su libro Unpeople:
Britain’s Secret Human Rights Abuses (Despoblación: Los abusos secretos de Gran Bretaña contra los
derechos humanos), cita al embajador británico en Chile, Reginald
Seconde, en su correspondencia de septiembre de 1973 con el Ministerio de
Relaciones Exteriores, para atacar la intervención británica en
esa época. Tras documentar gráficamente el alcance de las
atrocidades que cometía la nueva junta militar, Seconde señalaba
en una de sus cartas que, “la mayoría de los empresarios
británicos se llenarán de alegría ante la perspectiva de
consolidación que ofrece el nuevo régimen militar”. Empresas
como Royal Dutch Shell “dan profundos respiros de alivio”,
escribió, al tiempo que instan al Gobierno británico a reconocer a
Pinochet lo antes posible.
Según
Curtis, 11 días después del golpe del 11 de septiembre, el
secretario de Relaciones Exteriores Alec Douglas–Home le envió un
memorando oficial de “orientación” a varias embajadas
británicas, en el que describía el apoyo británico a la
nueva junta: “Para los intereses británicos no hay duda de que
Chile, con la junta, ofrece una mejor perspectiva que la vía
caótica de Allende al socialismo. Nuestras inversiones deben mejorar;
pueda que nuestros préstamos se reprogramen con éxito y que los
créditos para la exportación se reanuden más tarde”.
Poco después el Gobierno de Edward Heath reconoció al de Pinochet.
En enero de 1974 delegados de la Fuerza Aérea chilena viajaron a Londres
para realizar negociaciones secretas con el gobierno y reunirse con fabricantes
de aeronaves para hablar de la compra de armas. Y la venta de armas nunca
paró.
Según el periodista
argentino Rogelio García Lupo, en 1997 Pinochet empezó a organizar
un negocio conjunto entre la empresa de la industria militar chilena FAMAE y
Royal Ordnance, con el nombre de FAMAE–Ordnance, Ltd. La nueva firma
debía sentar las bases de un programa internacional de mercadeo de
armamento. Debido a la debilidad en la capacidad de supervisión de los
gobiernos chilenos que vinieron después de Pinochet, éste
usó a FAMAE como su instrumento personal para realizar varias operaciones
ilícitas.
Durante su visita a Londres
en 1998, Pinochet iba a recibir de BAE/Royal Ordnance una comisión de
4,43 millones de dólares, su tajada por concertar la venta de tres
navíos británicos para la Armada chilena. Es posible que esto lo
haya arreglado a través de Sisdef, la empresa conjunta que BAE
creó con los astilleros de Chile para la “integración de los
sistemas navales”.
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