Para la historia
Debaten en Lima la desalación
nuclear de agua de mar
por Sara
Madueño
Con el título de
“Agua para las Ciudades, la Desalinización, Nueva
Tecnología, Visión al Mar”, se llevó a cabo el 10 de
mayo en Lima, Perú el seminario internacional sobre este recurso crucial,
el agua, que en el corto plazo puede constituirse en una limitante para el
desarrollo agroindustrial y de las ciudades de vastas regiones del planeta, como
en el caso de las costas desérticas del Pacífico en
Sudamérica, y específicamente en Perú. Con el auspicio de
la firma española INIMA, la Universidad San Ignacio de Loyola de Lima
convocó a un sexteto de expositores internacionales, entre ellos un alto
ejecutivo del organismo regional IIRSA (Iniciativa para la Integración de
la Infraestructura Regional de Sudamérica); un experto de la empresa
estatal que abastece de agua potable a Lima, SEDAPAL; un destacado urbanista; un
experto de la propia INIMA, entre otros.
Fue
el experto de SEDAPAL quien señaló que el recurso del agua potable
se convertirá en un problema de primer orden en la desértica costa
peruana, a más tardar en 10 años, si no se anticipa desde ahora su
solución recurriendo a la desalación de las aguas del
Pacífico. También informó que el Gobierno peruano
está evaluando el proyecto de construir plantas de desalación en
tres lugares: en la costa norte de Perú, en el puerto de Paita; en la
costa central, en Lima (dos plantas); y en la costa sur, en el puerto de Ilo.
Por su parte, el expositor de INIMA explicó que ellos se especializan en
la desalación de agua de mar y, en general, de aguas salobres, por medio
de un proceso denominado osmosis inversa, y procesos complementarios de
evaporación, compresión y
microfiltración.
Todos los expositores
coincidieron en señalar que, como los procesos de desalación
exigen un 54% de inversión en energía, y como Perú es un
país productor de gas, éste podría ser el recurso
energético que alimente a las plantas desaladoras. Sin embargo, como
expresó el corresponsal de EIR en
la conferencia, de lo que se trata es de usar la energía
nuclear para estos fines, pues no
sólo es una fuente energética más densa, más limpia
y, a fin de cuentas, más económica, sino que es factible pensar en
plantas duales de generación de energía y desalación, a la
vez que se usa esta misma fuente energética para bombear el agua de los
afluentes del Amazonas, el río más caudaloso del mundo, en el caso
del norte peruano, y del lago Titicaca, para el
sur.
La desalación de agua de mar no
es ninguna novedad, pues ya en agosto de 1978 la revista científica
estadounidense Fusión, asociada con Lyndon LaRouche, informó ampliamente que desde 1967 un grupo
de ingenieros estadounidenses del Laboratorio Nacional de Oak Ridge en
Tennessee, bajo la dirección de la Comisión de Energía
Atómica, planteó la factibilidad de construir complejos nucleares
agroindustriales en zonas áridas, llamados
núplex.
Este método de
desalación no sólo abastecería de agua a las ciudades, sino
que también haría florecer los desiertos. De esta manera, el mundo
podría liberarse de las limitaciones maltusianas que, partiendo de la
falacia de que los recursos naturales escasean, proponen limitar el crecimiento
de la población humana. No hay nada más anticientífico que
eso, pues la creatividad humana no tiene límites y, por lo tanto, tampoco
la innovación tecnológica, que en definitiva es la que define, o
redefine, qué es un recurso natural y qué
no.
A la fecha, son varios ya los
países que recurren al proceso de desalar el agua de sus océanos
para resolver sus necesidades de agua, ya sea para fines agrícolas o
urbanos.
En Perú, sólo los
colaboradores de Lyndon LaRouche habían abordado este asunto, desde hace
años y desde esta perspectiva, a través de la revista Fusión, el quincenario Resumen ejecutivo de
EIR y, sobre todo, el famoso Manifiesto mercantilista para un Perú
industrial, que el representante de LaRouche
en Perú, el ingeniero Luis Ernesto Vásquez Medina, publicó
en 1990 como la propuesta programática específica para
Perú, sobre la base de los conceptos de la propuesta programática
más amplia de LaRouche para todas las
Américas.
Allí se
proponía construir corredores de desarrollo transcontinentales, en
sentido tanto longitudinal como transversal. Estos últimos, en sentido
transversal, irían de la costa Atlántica al Pacífico,
incluyendo corredores energéticos a lo largo de todo su trayecto. Esto es
posible si se combinan dos complejos nucleares, NEOLMAR —al norte— y
la Nucleoeléctrica del Titicaca —al sur—, con las bondades
hidroenergéticas de los afluentes que los alimentarían en la
cuenca amazónica —en la selva del norte y el centro del
país— y el lago Titicaca —en el Sur—. El Manifiesto
mercantilista también proponía
a Paita, Lima e Ilo como los puntos de partida de estos ejes de desarrollo
transversales.
Como señala Lyndon
LaRouche en su programa para el desarrollo continental, “Los Estados
soberanos de las Américas”, (ver Resumen
ejecutivo de la 1a quincena de
noviembre de 2003), “la estabilidad y el crecimiento neto de una
economía productiva moderna, tal como la de los EU antes de 1964,
requieren una inversión de más o menos la mitad de su actividad en
inversiones y operaciones de la infrestructura económica básica.
Esta inversión en infraestructura debe concentrarse, en su mayor parte,
en inversiones intensivas en el uso de capital. Estas inversiones en
infraestructura corresponden variamente a las funciones federales, estatales y
locales de gobierno, o a entidades privadas, pero reguladas por el gobierno, que
suministran servicios públicos”.
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