Reportaje especial
El LYM faena ‘Al Gordo’
con el exquisito corte argentino
por Betiana González, miembro del
LYM
Al Gore, el “Gordo” como se le
conoce por panzón, llegó a Argentina tal vez con la esperanza de
que las masas lo vitorearan. En vez de eso se topó con una exquisita
recepción del Movimiento de Juventudes Larouchistas (LYM) en Buenos
Aires.
La bienvenida que le dio el LYM al ex
Vicepresidente de Estados Unidos contó con dos flancos. Uno fue que
ésta, su corresponsal, entró con sus credenciales de periodista al
“Primer Congreso Interamericano sobre Biocombustibles”, donde
“Al Gordo” era el invitado de
honor.
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La torre de enfriamiento nuclear del LYM protesta frente al hotel en el que se hospedó el fascista verde Al Gore durante su visita a Argentina. (Foto: EIRNS).
El segundo fue una
manifestación afuera del recinto, en la que uno de los miembros del LYM
se disfrazó como la torre de enfriamiento nuclear que los jóvenes
larouchistas han hecho famosa por todo el continente. Los manifestantes
repartieron cientos de volantes en los que aparecía Gore con una
esvástica verde, y desplegaron dos carteles: “No dejes que Al Gore
te meta el choclo en el tanque” y otro, en inglés, “Hey Al!
LaRouche knows that you are a Fascist Liar (“¡Oye, Al! LaRouche sabe
que eres un fascista mentiroso”).
El
congreso fue un sumidero de superchería barata y de argumentos espurios,
organizado para promover el uso del pedóleo y otros biocombustibles,
dizque para atenuar el calentamiento global, pero más bien para poder
especular con ellos, al tiempo que se condena a morir de hambre a millones al
quitarles el maíz, el arroz y otros alimentos para destinarlos al tanque
de los todoterreno de los pudientes. Una de las intenciones de dicho congreso
era presionar al Gobierno del presidente Néstor Kirchner para que
liberalice las leyes sobre los biocombustibles y acepte el libre
comercio.
Mientras que Kirchner lanzaba su
Plan Productivo Nacional, su vicepresidente, Daniel O. Scioli, y el hombre de
George Bush en Argentina, Julio Gutiérrez, se deshacían en elogios
para “el excelentísimo” Al Gordo y “su lucha por un
mundo mejor”.
Todas las mesas de
trabajo invocaron el cuento del “cambio climatológico” y
cantaron las preces de los biocombustibles: que no contaminan el ambiente, que
no emiten bióxido de carbono y que le permitirán a los
países ganar dinero en el llamado mercado de “créditos de
carbono”, ¡un nuevo fraude especulativo que le permite a empresas y a
individuos “comprar” el derecho a contaminar! (Dicho sea de paso, Al
Gore es uno de los que más energía consume y más
contaminación emite en el mundo debido a su enorme mansión en
Tennessee, lo que este “paladín del ambiente” alega que
compensa comprando “créditos de
carbono”).
Uno de los ponentes
llegó al extremo de decir que Iberoamérica puede beneficiarse
mucho de producir biocombustibles para China, Europa y Estados Unidos, ya que no
se necesita mano de obra calificada para producirlos. Otro dijo que es mentira
decir que la producción de biocombustibles reducirá la
producción de alimentos, ya que Argentina y Brasil tienen enormes
extensiones de tierra fértil sin
cultivar.
El momento de la verdad vino el 12
de mayo, cuando Al Gore hizo su entrada. Scioli lo presentó a los 600
asistentes como un paladín de la justicia único e inigualable, un luchador por la humanidad, lo que provocó que algunos
de los otros periodistas comentaran, muertos de risa: “¡Qué
chupaculos!”
La presentación de
Gore siguió los mismos lineamientos sofistas de su película, por
la que Hollywood lo premió con el Óscar. Fiel a sus postulados
genocidas, Gore usó a Bolivia como ejemplo de “crecimiento
excesivo” de la población.
Tras
el aplauso desnutrido de los asistentes, ésta, su corresponsal, desde el
balcón de la prensa, levantó un cartel dirigido a “Mr. Al
Gordo”, a quien le preguntó en inglés: “¿Por
qué teme debatir a lord Monckton sobre el tema del calentamiento
global?”, refiriéndose al ecologista británico que cuestiona
lo del calentamiento global, y a quien Gore rehuye debatir. “¿Por
qué no apoya la energía nuclear, la más limpia y segura?
¿Cómo decidirá a que raza exterminar? ¿No le preocupa
que sus propuestas llevarán a despoblar al sector en vías de
desarrollo por el
subdesarrollo?”
También le
grito: “¡Al Gordo, Al Gordo!” A esto Gore se dio la vuelta y
se quedó mirando fijo a la periodista, incrédulo de que alguien
del llamado Tercer Mundo osara cuestionar sus palabras. Algunos de sus
anfitriones aplaudieron para tratar de silenciarla, pero los de la prensa y el
resto del público mostraron mucho interés en lo que decía
la joven periodista del LYM, quien fue rodeada por fotógrafos y
periodistas al bajar las
escaleras.
“¡Fascista! fue lo
primero que se escuchó en el salón Roof Garden del hotel Alvear de
Buenos Aires” cuando Gore concluyó su disertación,
informó el Diario de Paraná. “El grito fue lanzado por una joven perteneciente al
movimiento que adhiere a los postulados del norteamericano Lyndon LaRouche,
quien en reiteradas oportunidades acusó a Gore de ser un fanático,
anticientífico, genocida y fascista”. La nota también
informó sobre la manifestación escenificada por el LYM afuera del
hotel. También registraron la intervención del LYM el canal 9,
Crónica TV, y televisora América, los diarios Clarín, Página
12, Noticias
Argentinas, y radios Continental, Del Plata
y Centro Producciones Radiofónicas. Además, radio Progreso de
Guatemala entrevistó a esta corresponsal.
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