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Discurso de LaRouche:
Necesitamos un nuevo Tratado de Westfalia


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El Tratado de Westfalia

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Resumen electrónico de EIR, Vol.XXII, núm. 6
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LaRouche propone un nuevo Tratado de Westfalia para la paz


Lyndon LaRouche (izq.) y Michael Liebig (der.), uno de sus
colaboradores en Alemania, durante el seminario que tuvo
lugar en Berlín el 12 y 13 de enero.

por Jeffrey Steinberg

Una extraordinaria reunión de personalidades internacionales, entre figuras de la política, la economía, la defensa, analistas, expertos e intelectuales, se llevó a cabo en Berlín, Alemania, los días 12 y 13 de enero, para discutir la actual crisis estratégica, económico–financiera y cultural mundial, y las perspectivas para resolverla mediante una acción internacional concertada que establezca un “nuevo Tratado de Westfalia”.

Lyndon LaRouche y Helga Zepp–LaRouche tuvieron intensos intercambios con los más de 40 participantes de los Estados Unidos, Rusia, China, India, Alemania, Francia, Italia, Austria, Suiza, Polonia, Eslovaquia, Hungría, Egipto, Iraq, Zambia y Zimbabue.

El objetivo principal del seminario era trazar los parámetros del nuevo sistema financiero y monetario mundial a crear, y que ha de traer consigo un nuevo diálogo eurasiático trasatlántico en torno a una solución a la inminente crisis de desintegración económica.

En el seminario hubo informes de fondo sobre el proceso político interno de los Estados Unidos, destacando la intervención de LaRouche y su movimiento; sobre la crisis rusa, caracterizada por los trastornos socioeconómicos internos y las presiones geopolíticas externas, así como su enorme potencial científico y económico; sobre la situación actual de China e India; sobre el desastre que aún existe en Iraq y la región del Sudoeste de Asia en general; y sobre la situación política y económica de Europa Occidental y Central.

La alternativa estratégica que presentó LaRouche consiste en una perspectiva de cooperación entre los Estados Unidos y Eurasia para los próximos 50 años, que le garantice a todos los países un acceso justo a los recursos de materias primas vitales, y al desarrollo conjunto de nuevas materias primas y tecnologías. Esto debe ser el contenido de una “paz de Westfalia” renovada, y el verdadero significado del término “diálogo de culturas”. LaRouche identificó tres asuntos centrales en la coyuntura actual:

• La solución a la crisis financiera, económica y estratégica global debe venir de los Estados Unidos, a pesar de la demencia que prevalece en el Gobierno de George W. Bush. Actualmente está ocurriendo un cambio importante en la política interna de los Estados Unidos: fuerzas del Partido Demócrata que la facción de LaRouche ha catalizado desde las elecciones presidenciales del 2000, y en particular desde la convención que tuvo el Partido Demócrata en Boston en julio del año pasado, están desafiando al régimen de Bush y Cheney, específicamente en torno al asunto de la privatización del Seguro Social. Esto involucra a círculos importantes, entre ellos a republicanos en el Congreso de los Estados Unidos. Al mismo tiempo, “fuerzas institucionales” de las Fuerzas Armadas y de los servicios de inteligencia, así como de entre los diplomáticos y los intelectuales, están emprendiendo un gran esfuerzo por reorientar la política nacional e internacional de los Estados Unidos. Estas fuerzas son las que iniciarán la cooperación con los países de Eurasia.

• Necesitamos un nuevo acuerdo de largo aliento entre las naciones soberanas, que garantice un acceso equitativo y justo a los recursos de materias primas existentes, así como al desarrollo de nuevas categorías de recursos. Los mayores depósitos de materias primas se encuentran en Asia Central y en Siberia. En este marco, la función del sector científico de Rusia fue definido como fundamental para la elaboración de materias primas, y para el desarrollo de nuevas categorías más allá del sistema de la tabla periódica de los elementos de Mendeléiev.

• El desplome del sistema monetario existente desde que el de Bretton Woods fue eliminado, exige abandonar los sistemas de banca central dizque “independiente”, y sustituirlos por sistemas de banca nacional, mediante los cuales los gobiernos soberanos detenten el derecho exclusivo de emitir moneda y estén obligados a cumplir con el deber de fomentar el desarrollo económico en interés del bien común. Bajo tales condiciones, puede llegarse a un acuerdo y tratado de cooperación que cree un nuevo sistema de Bretton Woods entre los Estados Unidos y los Estados de Eurasia.

LaRouche exhorta a la acción

LaRouche concluyó su discurso de apertura de la reunión con un llamado a la acción:

“Por tanto, mi opinión es que la manera en que podemos llegar a tener una cultura eurasiática, es enfrentando esta crisis ahora mismo: el sistema está viniéndose abajo. El Sistema Americano o el retorno a un sistema de tipos de cambio fijos al estilo de Bretton Woods, es factible. Pero esta vez, como parte integral de eso, tenemos que reconocer que estamos contra la pared en cuanto a que, sin el desarrollo de la gestión de los recursos naturales, no podremos satisfacer las necesidades y aspiraciones de los pueblos de todo el mundo.

“Y, por consiguiente, tenemos que enfrentar el hecho de que nos encontramos en una condición límite. Al planeta lo está violentando la falta de desarrollo. Tenemos un crecimiento de la población, pero una falta de desarrollo. . . Rusia es una parte fundamental de la asociación entre Rusia, India y China en Asia. Rusia es un socio, junto con Europa Occidental, de estas empresas.

“Por ende, ¿qué no hay un interés común que cuenta con varios aspectos? ¿No necesitamos que Europa Occidental —digamos, representada por Alemania, donde nos encontramos hoy aquí— tenga que volver a convertirse en una exportadora de bienes de alta tecnología? Porque Asia necesita esa tecnología. ¿Por qué Europa tendría que tratar de competir por recuperar los mercados de Asia? ¡Es una locura! ¿Por qué Europa y los Estados Unidos no toman la responsabilidad de desarrollar a su pueblo y sus capacidades para la clase de desarrollo tecnológico de frontera que los pueblos del mundo entero necesitan?

“¿Por qué no pensar en una división del trabajo constructiva y mutuamente provechosa, en vez de en la competencia? ¿Por qué no reconocer que al contribuir al bien común, y primero al bienestar general, como lo prescribió el Tratado de Westfalia, encontramos un mayor provecho para nosotros mismos, que tratando de competir uno contra el otro por las ventajas competitivas en un mercado mundial?

“Por que no podemos aprender a cooperar?

“Esto implica, por supuesto, un cambio en la manera en que vemos al individuo en la sociedad hoy día. Implica la muerte de lo que se ha dado en llamar ‘ambientalismo’. . .

“Ahora tenemos que pensar en términos de lo que es bueno para el planeta, desde el punto de vista del científico que trabaja y que dice: tenemos que desarrollar los medios para bregar con cualquier problema que se nos presente, o que se le presente a la humanidad en general. Si estamos dispuestos a desechar este misticismo, este culto satánico demente a la ecología, y a regresar a convertirnos en lo que Europa fue en su mejor momento, en una depositaria del progreso tecnológico y científico, entonces podemos educar a nuestras poblaciones de conformidad. Y podemos hacer cosas: podemos crear nuevas industrias.

“Lo que necesitamos ahora es, por supuesto, una serie —en este nuevo período— de acuerdos y tratados entre las naciones, de acuerdos y tratados de largo aliento, de entre 25 y 50 años de duración, para la formación de capital. Y la forma en que podemos aglutinar el capital, es mediante la creación de préstamos de largo plazo con la ayuda de los gobiernos, para financiar, para proporcionar crédito a los empresarios y a otros, quienes producirán lo necesario, en tanto bienes de capital. Esto tiene que ser a bajas tasas de interés; tiene que ser un sistema de tipos de cambio fijos. No puede hacerse de otra manera. Si tienes un sistema de tipos de cambio flotantes, no puedes comprometerte en acuerdos y tratados de largo plazo. Tiene que haber tratados y acuerdos entre los estados, de Estado a Estado, o acuerdos entre varios Estados, con plazos de entre 25 y 50 años, como acuerdos que abarquen muchos otros acuerdos más pequeños, proyectos más pequeños.

“Estos tratados y acuerdos devienen entonces en una suerte de entidad bancaria: emiten préstamos, que piensan satisfacen el propósito de su institución en coadyuvar al progreso de esta empresa, de esa empresa, y así por el estilo; que piensan satisfacerá el propósito de su acuerdo”.

Documentación: Discurso de LaRouche:
Necesitamos un nuevo Tratado de Westfalia

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