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Lyndon LaRouche:' Ser humano es ser inmortal'




LaRouche propone un nuevo Tratado de Westfalia para la paz
(Resumen ejecutivo #6)


Necesitamos un nuevo Tratado de Westfalia
(Resumen ejecutivo #6)

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Resumen electrónico de EIR, Vol.XXII, núm. 7
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Diálogo de LaRouche en Berlín:
Hacia un 'Nuevo Trato' eurasiático

Los siguientes son extractos del diálogo que Lyndon H. LaRouche entabló con personalidades de 16 países, en el marco de un seminario que EIR organizó en Berlín, Alemania, el 12 de enero (ver “LaRouche propone un nuevo Tratado de Westfalia para la paz”, y el “Discurso de LaRouche: Necesitamos un nuevo Tratado de Westfalia”, en Resumen electrónico de EIR N°6 ).

Discontinuidades y revoluciones

Lyndon LaRouche: En la historia, tenemos que tomar en cuenta el factor de la demencia colectiva. Así es como ocurren las discontinuidades: ocurren en las revoluciones y en los brotes de locura colectiva.

El Gobierno de los Estados Unidos hoy, el Gobierno actual, es un caso de demencia colectiva. Ahí es donde está la discontinuidad.

Miren, tenemos un Presidente de los EU, una posición que supuestamente representa a la potencia principal del mundo: ¡el hombre está clínicamente loco! ¡Y estúpido! No nada más es loco, sino estúpido. Ahí tienen a Cheney, una versión barata de lo uno o lo otro. ¡El hombre es un ratero! Lo sacaron de una universidad; era un fiasco. Lo sacaron de una universidad como una estrella de fútbol de la secundaria, rescatado por su esposa, quien es una agente británica, y lo escogieron para meterlo a representante de estos emporios, y cosas así. Sí, es un matón. Es un asesino. De esos que te encuentras en las calles de Nueva York, del género del crimen organizado. Él no es diferente.

La cuestión es que el Gobierno de los EU está clínicamente demente. Vean la realidad: estamos en bancarrota. Estamos en la bancarrota sin remedio. Por otra parte, estos derivados financieros no son algo que puedan refinanciar. Tienen que anularse. Todo el sistema está viniéndose abajo. Así que esto es una discontinuidad absoluta. Esto es lo que podríamos llamar una clásica situación revolucionaria, en los EU y en el mundo. Con eso es con lo que estoy bregando. Soy un revolucionario, de un género especial. Eso es lo mío; pueda que esté un poco viejo, pero eso es lo mío, para eso es que soy bueno. Y estamos tratando de hacer una revolución en los EU.

John Quincy Adams: “una suerte de genio” que, en cierto sentido, creó a los Estados Unidos: fue su labor como diplomático la que definió a los EU como nación continental, desde el Pacífico hasta el Atlántico y con fronteras al norte y al sur.

(Foto: Library of Congress)

Miren, esto ya ocurrió antes en la historia de los EU. Tuvimos la función que desempeñó John Quincy Adams, quien, al crecer y salir de la influencia de su padre y de su madre, no sólo llegó a ser un diplomático hábil, sino una suerte de genio. En cierto sentido, John Quincy Adams creó a los EU: fue su labor como diplomático la que definió a los EU como nación continental, desde el Pacífico hasta el Atlántico y con fronteras al norte y al sur. Uno de sus protegidos, Abraham Lincoln —para el momento de su muerte era su protegido—, representó a John Quincy Adams en su oposición a [James] Polk en lo de la guerra contra México. Abraham Lincoln era un revolucionario. Él recreó la Revolución Americana, uno de los cambios más grandes en la historia mundial que haya realizado cualquier individuo.


Abraham Lincoln con su hijo Tad, en una estatua develada en
Richmond, Virginia, en conmemoración de su visita a esa ciudad
a fines de la Guerra Civil en abril de 1865.

Tuvimos otros con temperamento y cualidades similares: Franklin Roosevelt fue un revolucionario. Él no le cambió nada a la Constitución; defendió la Constitución. Su orientación fue la de su ancestro, Isaac Roosevelt, el fundador del Banco de Nueva York y colaborador de Alexander Hamilton. Y Roosevelt partió de una comprensión del principio hamiltoniano del Sistema Americano.

Ahora bien, lo que tenemos en lo fundamental, como una ventaja, como dije, en los EU, es la ventaja del Sistema Americano de economía política. ¡Es el único sistema que funciona! Otros países a veces lo tienen, por ejemplo:

Alemania, en 1877: Bismarck, las reformas de Alemania, el efecto de la obra de Abraham Lincoln.

Japón, en 1877: la reforma en Japón, la reforma americana.

Rusia: las reformas en Rusia, por [Dimitri] Mendeléiev, de regreso de [la Exposición del] Centenario en Filadelfia. La industrialización de Rusia.

Francia, en los 1870 y 1880: comenzó a desarrollarse en este mismo modo industrial, lo cual no había ocurrido antes, aunque la época de [Lázaro] Carnot y demás vería que las cosas avanzaban en esa dirección.

De modo que el mundo de pronto llegó al grado que el Sistema Americano, la influencia de Lincoln y sus secuelas, lo había cambiado. El norte de Italia había cambiado. Italia estaba convirtiéndose en una nación, y el norte de Italia devino en una potencia industrial. Alemania cambió, devino en una potencia industrial por primera vez bajo la influencia estadounidense. Japón se convirtió en una potencia en el Pacífico, bajo la influencia estadounidense. Fueron las mismas ideas con Sun Yat–sen, las ideas de una China nueva. Lean la obra de Sun Yat–sen; es lo mismo.
Así que llegas a un momento en que estas ideas pueden prevalecer, y prevalecen de una manera revolucionaria, como ocurrió en estos casos.

Por otro lado, tenemos un régimen antiguo, que es imposible, que está demente. La gente que apoya a Bush está clínicamente demente, o sólo terriblemente asustada. Deberían ver a esta gente, ¡está loca! ¡Eso es demencia colectiva! Se sientan y dicen que votan por Bush para proteger su prosperidad, siendo que viven en un estado que, en los últimos cinco años, ha pasado de ser un estado de potencia agroindustrial a uno de quiebra.

De manera que se aferran a la locura.

Éste es el fenómeno en la historia. Yo lo llamo el “síndrome de la pecera”, y es característico de todas las sociedades. El ser humano es intrínsecamente revolucionario por naturaleza, pero a menudo no actúa de esa manera. Es revolucionario en el sentido de que a los animales los limita su condicionamiento genético y relacionado. No pueden salirse del marco de este conjunto de axiomas para elegir su comportamiento. Pueden actuar con violencia; pueden actuar de otro modo; pero no pueden cambiar la situación.

El hombre, con su facultad de hacer descubrimientos fundamentales de principio, es capaz de cambiar las leyes del comportamiento humano. Entonces, cuando llegan a una situación en la que una geometría de conducta existente ya no funciona, la gente que se aferra a esa geometría se volverá loca colectivamente, porque la geometría ya no funciona. Al tiempo que esto deviene en la oportunidad del revolucionario, que es cuando la idea que debió haberse adoptado como correctivo ahora entra en escena.

Exactamente lo que tenemos en los EU es una fuerza de cordura. No es una fuerza unida por un acuerdo exacto en todos los detalles, sino que es casi como un acuerdo instintivo de que éstas fueron las cosas buenas en nuestra historia, de que éstas son las cosas que tenemos que introducir ahora para remplazar esta locura colectiva. Y si EU hace eso ahora, la prueba estará en esta cuestión de la reforma al Seguro Social.

Franklin D. Roosevelt: “Él no le cambió nada a la Constitución; defendió la Constitución”.
Su orientación fue la de su ancestro, Isaac Roosevelt, el fundador del Banco de Nueva York y colaborador de Alexander Hamilton.

Una mecha muy cortita

La fase final de este sistema. . . Y se derrumbará; no la prolongarán. No pueden hacerlo. Puede que crean que van a prolongarla, pero no lo harán. Se acabó. No hay forma en que este sistema exista en su forma presente. Las inversiones de China y otros países en el dólar estadounidense no valen nada ahora. Y esa falta de valor se expresará con violencia muy pronto, y con rapidez.

Estamos llegando a un momento en que a lo que le tirarán estos tipos, lo que tienen en mente —conozco su pensar—, es la dictadura; la dictadura mundial. Lo que tienen en mente no son fuerzas de combate. Lo que le hicieron a Iraq es lo que se proponían hacerle. Muchos de nuestros amigos militares dijeron desde el principio que esto era una catástrofe, una catástrofe militar. Pero decían que, por tanto, no debía hacerse porque era una catástrofe. Pero, algunos que lo hicieron, lo hicieron porque querían precisamente esa catástrofe. El propósito no era subyugar a Iraq. El propósito, en cierto sentido, no era humillarlo ni controlarlo. ¡El propósito era destruir todo el Oriente Medio!

Imagínense el efecto; ¡porque el próximo blanco es Arabia Saudita! En cuanto al petróleo del Golfo [Pérsico], ¿cuál es el costo del petróleo del Golfo, a diferencia del de otras partes del mundo? ¡Esta región tiene reservas para 80 años!, a los ritmos actuales [de extracción; reservas conocidas (¿qué tiene Rusia, en términos de reservas? ¿Qué hay del petróleo del Mar del Norte?). ¡Ésta es una de las partes más ricas, más duraderas y más baratas del mundo! ¿Qué pasa si destruyes toda la región? ¿Qué sucede con el precio del petróleo? ¿Qué le sucede a las economías del mundo?

Este loco de remate, está demente, pero se proponen hacer lo que están haciendo. Y lo que tenemos enfrente, en mi opinión, es una mecha muy corta, una oportunidad muy corta en la cual movernos para salvar a la civilización. Tenemos gente en los EU, la suficiente, que podría formar un gobierno, a la que, de hecho, podría convocársele para hacer el trabajo de gobierno. Podríamos bregar con el problema. La cuestión, en mi opinión, es: ¿seremos capaces de hacerlo? Porque, de fracasar, si nosotros en los EU no hacemos lo que estoy decidido que haremos, les garantizo [que viene] una Era de Tinieblas para todo el planeta entero.

Tienen razón en cuanto a la discontinuidad. En estos momentos, en las semanas inmediatas que nos esperan, estamos parados al borde de una discontinuidad. Y la discontinuidad habrá de decidirse. Pudo haberse decidido la semana pasada, cuando la gente se puso de pie en el Congreso y dijo: ‘No apoyamos la ratificación de la votación por Bush en Ohio’. Eso fue un punto de inflexión en la política de los EU.

Ahora bien, la lucha será en torno a dos cosas: el asunto de Gonzales, la cuestión de Abu Ghraib; eso es importante, aunque no decisivo. La cuestión del Seguro Social es decisiva. [FIGURE 22]Si perdemos en la cuestión del Seguro Social, si eso pasa, entonces habremos perdido. Y si perdemos, el mundo va a una Era de Tinieblas.
Si ganamos en el asunto del Seguro Social, entonces Bush es un ‘figurón’. Y el gobierno recaerá de nuevo en las manos del Congreso, mediante una combinación de demócratas y republicanos. En esas condiciones, tenemos una oportunidad.

Así, les digo que soy un revolucionario. Tienen razón: hay una discontinuidad. Pero también hay una oportunidad revolucionaria.

Al final de la sesión de la mañana, LaRouche respondió a las preguntas y comentarios de cuatro personas:

La primera preguntó qué impacto tendría dentro de los EU el surgimiento de una alianza entre Rusia, China e India, y si sería saludable o no.

La segunda se extendió sobre su perspectiva de la situación estratégica, señalando que, en el corto plazo, Bush, de quien cree que ha obtenido una nueva legitimidad con la reelección, encara dos crisis: hallar una salida elegante de Iraq, y la solución al conflicto palestino–israelí. También subrayó que es importante que Europa se convierta en una potencia regional, incluso en lo militar, y que no se excluya a Turquía, debido a su importancia para fomentar una tendencia democrática entre los países musulmanes.

Un tercer orador manifestó su desacuerdo con la perspectiva de LaRouche de que la economía de libre mercado fuera una amenaza.

El cuarto preguntó cuál sería la participación de África en el marco del desarrollo de un Puente Terrestre Eurasiático.

El futuro para África

LaRouche: Comenzaré con la última [pregunta] primero, porque es muy fácil de abordar como cuestión de principio. Cuando me refiero a “Eurasia”, no estoy excluyendo a África, en el sentido de que África constituye un problema característico. Por supuesto, hay dos partes, el norte y el sur de África.

Pero en el sur de África el problema, por supuesto, es el genocidio. Y el problema ahí también está relacionado con las materias primas, pues éstas son de una naturaleza biológica, así como mineral. Por ende, el asunto de hacerle justicia a África significaría que un enfoque global hacia las materias primas también abarcaría a África del mismo modo; [es decir,] que la función de África como una región de materias primas contaría, y tiene que contar, con la misma clase de protección. Mi opinión, cuando recalco lo de Eurasia, lo que Eurasia es para mí, es que el apoyo de los EU al desarrollo eurasiático es la clave para transformar el mundo.

Y el problema de África es uno grande, porque se remonta, en esencia, al problema europeo moderno con África, que se remonta a la época del gran inquisidor de España en 1492 y después, cuando España introdujo la idea de que los africanos eran animales y, por tanto, que podía cazárseles y capturárseles para ser esclavos. Esto sucedió en España, sucedió en Portugal, y los británicos y los holandeses tomaron el proceso desde ahí. Los británicos lo dejaron, porque era menos redituable que el narcotráfico hacia China. Y ése es el problema.

En el caso de África, en especial en el sur de África, tenemos un problema moral, de la civilización europea que no ha reconocido la criminalidad de esa decisión, de decir que una parte de la humanidad es menos que humana. España le hizo lo mismo a los mexicanos. Decía: “Bueno, no son del todo inhumanos, pero son irracionales, y, por tanto, tiene que manejárseles como si fuese ganado”. Que es el sistema del peonaje que vimos en México.

Estos crímenes contra la naturaleza de la humanidad son el problema. Mi perspectiva es que un acuerdo eurasiático constituye la clave para establecer un acuerdo internacional, que bregue con esta clase de problema en África. Y se vincula a la cuestión de ¿cómo obtendrá África el derecho a desarrollarse y hará su contribución al abasto mundial de materias primas como un acto soberano, bajo esa misma clase de protección que esperaríamos para las naciones eurasiáticas?

El ‘libre mercado’ es para simios

En otro respecto, veámoslo a la inversa: no crean en el libre mercado. Yo sé del libre mercado. Primero que nada, lo que tenemos que hacer en este respecto, es que nos vamos. Cuando empezamos a hablar de economía —y he hablado de cosas que presuponen la economía— tendemos a desvariar hasta la locura, porque las ideas vigentes en el mundo sobre la economía por lo general son dementes.

Al mundo lo domina el sistema liberal angloholandés. El sistema liberal angloholandés no es nuevo; en realidad es una continuación del sistema veneciano que rigió a Europa desde el 1000 d.C. hasta la Nueva Era de Tinieblas del siglo 14. El modelo veneciano; fueron los oligarcas financieros venecianos, en alianza con la nobleza normanda, los que rigieron Europa. Lo que ven hoy en el modelo angloholandés, es una continuación directa, un transplante del modelo veneciano a la región angloholandesa, en torno al Imperio Británico. Esta gente fue la que inventó la idea del libre cambio.

La idea del libre cambio la desarrolló alguna gente de verdad idiota, como [Bernard] Mandeville. Y todos los librecambistas están clínicamente dementes. Lo que eluden, en lo fundamental, es la cuestión de la verdad. Lo primero es la verdad sobre el hombre: ¿cuál es la diferencia entre el hombre y el animal? Ningún librecambista puede decírtelo. No te lo pueden decir.

La economía se basa en el hecho de que la mente humana individual es capaz de descubrir principios físicos universales, cosa que ningún animal puede hacer. La economía, la rentabilidad y el crecimiento se basan en la aplicación que la sociedad hace de esta cualidad de la mente humana, para mejorar su práctica de modos que ningún simio podría hacerlo.

¡El libre mercado está bien para los simios! No es bueno para los seres humanos. Toda la teoría del libre mercado es una locura de remate. Niega eso, y también niega algo relacionado con eso: niega el principio de veracidad. El libre mercado dice: “Que todos los participantes compitan, y a ver quién es el mejor”. No asume responsabilidad por el conocimiento previo que tiene de las consecuencias.

En una sociedad reglamentada, fomentamos aquellas cosas que son de provecho para la sociedad, y debemos hacerlo en base a la verdad. Lo que ahora vivimos en Europa, y en los EU, es que ¡vivimos en una sociedad cuya cultura es la del sofismo! Por ejemplo, lo verdaderamente feo en Europa viene del período inmediato de la posguerra, al introducirse de nuevo el nazismo en la forma del Congreso a Favor de la Libertad Cultural, en el que personas que fueron nazis, pero que no calificaron para ser miembros del partido nazi porque tenían actas de nacimiento judías, como Theodor Adorno y Hannah Arendt, fueron a los EU, a la Universidad de Columbia, donde los dejaron sueltos. Allí, su variedad de fascismo, su variedad de nazismo, regresó en la forma del movimiento anticomunista del Congreso a Favor de la Libertad Cultural, con la consigna de que “los nazis son los mejores anticomunistas, así que volteen para otro lado cuando hagan esto o aquello”.

Es como el asunto del uso del término “terrorismo”, que surgió durante la discusión. ¡No hay tal cosa como el “terrorismo” en tanto movimiento internacional! ¡La lucha contra el “terrorismo” es un fraude! El terrorismo es una práctica de muchas clases de gente. ¡Terrorismo es lo que EU está haciendo en Abu Ghraib! Entonces, ¿debemos matar al Presidente de los EU porque practica el terrorismo, por órdenes suyas, en Abu Ghraib?

¡La OTAN practicaba el terrorismo en Europa! ¿Matamos a la OTAN? ¿Quién practicó el terrorismo en Italia, en la primera mitad de los 1970? ¡Fue la OTAN!

Pero, el problema es que vivimos en una sociedad sofista, en la que ya no decimos que “la verdad es importante”. Yo sé muchas verdades. He tenido el privilegio de descubrir muchas verdades de lo sucedido en la historia reciente, debido a mi trabajo y a la naturaleza del mismo. Y puedo decirles que el problema con la sociedad de hoy, es que la gente no cree en la verdad.

Consideren el caso de la personalidad autoritaria. El principio básico, la doctrina básica del Congreso a Favor de la Libertad Cultural, es que ¡la verdad no existe! ¡Ésta era la doctrina de Hannah Arendt! Ésta era la doctrina de Adorno. Adorno era peor: “Destruye todo lo que parezca verdad; en especial en la música”. Esa clase de cosas.

De modo que el problema hoy, en la economía, es que el gobierno no practica ningún principio de veracidad en la enseñanza y la práctica de la economía. Por consiguiente, no aplicamos la idea de la veracidad científica, no tenemos la idea de la veracidad científica en el sentido de emprender un debate científico sobre ciertas bases, de lo que es bueno. Tampoco reconocemos la cuestión de que la libertad no es una de libertad arbitraria, de decisiones arbitrarias: es la cuestión de la libertad de descubrir la verdad.

Por ejemplo, el derecho a disentir. Tenemos que tener disensión en la sociedad; no porque queramos inconformidad, sino porque queremos la libertad de disentir, en especial entre los jóvenes, para que nos obliguen a considerar ideas que la sociedad pasa por alto. Así que tienes que contar con canales para expresar la disensión. Sí, debemos tener una sociedad que consienta la disensión, que brinde canales de expresión para la disensión, que ofrezca un foro en el que los jóvenes puedan levantarse e insultar al gobierno —lo cual probablemente sea bueno para el gobierno, a menudo—. Necesitamos la disensión.

Pero la idea del libre mercado, la idea de Mandeville, es que el fomento del vicio fomenta el bien público. Pero lo que necesitamos es reglamentación. En los EU tuvimos esa experiencia.

La soberanía nacional y el principio de veracidad


Los países sombreados representan los cuatro Estados principales identificados en la 'Doctrina
LaRouche', cuya cooperación es el requisito para crear una zona de estabilidad en toda la región.

En cuanto a estas otras preguntas, de nuevo, esta cuestión de la verdad: ¿creemos en un principio de veracidad en el gobierno? ¿Cuál es la relación de un principio de veracidad con la idea de la soberanía nacional? ¿Qué tiene de malo tomar un grupo de europeos con culturas lingüísticas diferentes, ponerlos a todos juntos, y decirles que ahora tienen una nación o una unidad política? ¿Cuál es la diferencia entre eso y tener un sistema de colaboración fraterna entre Estados nacionales perfectamente soberanos?

Mi perspectiva es que al lenguaje como tal, y de hecho al Estado nacional, en esencia los define el razonamiento hecho por Dante Alighieri en su correlación entre la definición de la función del lenguaje, del lenguaje nacional, y la función del Estado nacional, en su De Monarchia.

La cuestión de la verdad, es la de la capacidad de la mente humana para descubrir la verdad, en vez de que le enseñen a cómo comportarse. Esto significa, como lo planteé en estos documentos,[1] que la función de la ironía en el arte y en el uso del lenguaje constituye el medio por el cual un pueblo, que halla la experiencia de la ironía en la experiencia de su propio lenguaje al abordar una idea desconocida en un lenguaje existente, se ve forzado, mediante la ironía —o la ironía rabelaisiana, de preferencia, por adoptar una buena expresión de ésta—, a descubrir un significado, un concepto, una idea que no existía antes, pero que es una idea que corresponde con la realidad.

Ahora, la manera en que hacemos esto —y lo vemos en especial en el lado del lenguaje de la cultura artística clásica—, es que vemos que la gente usa un idioma, el cual tiene sus propias peculiaridades, y lo usa de modo irónico para desarrollar ideas que corresponden a su descubrimiento de la verdad, como la verdad científica. Y el buen arte clásico tiene la cualidad de la veracidad científica, como lo podrían demostrar Shelley y otros.

Por tanto, creo que lo fundamental es que nos tenemos que percatar de la importancia de fomentar la realización plena de un concepto clásico, un concepto artístico clásico del Estado nacional soberano. Porque nuestro objetivo debe ser elevar al ciudadano individual. . . Tomemos al amigo en India, al pobre, de los 700 millones de pobres; o a los muchos pobres en China o en partes similares del mundo: ¿cómo los hacemos iguales a nosotros? Tenemos que permitírselo, usando su idioma, su experiencia, para educarlos, para elevarlos, de modo que se identifiquen como ciudadanos, no como semiciudadanos. Tiene que haber un desarrollo de la gente. Y el Estado nacional soberano toma la cultura idiomática, la cultura nacional, y la usa como un medio de la ironía para elevar el nivel de participación de esa persona que no tiene educación, o muy poca, a un nivel de pensar.

Sabemos esto por la experiencia. Lo hemos visto y, por ende, creo que tenemos que decir que la función de Europa debe ser la de una federación de Estados nacionales respectivamente soberanos, o de formaciones culturales de Estados nacionales respectivamente soberanos, en la cual la riqueza de la experiencia idiomática se usa para desarrollar ideas mediante el mecanismo llamado ironía; a diferencia del mentado método cartesiano, que niega la existencia de la ironía.

La cuestión fundamental es la de Bagdad. Miren, los EU entablaron una guerra que es un crimen. El cambio de régimen no es un propósito legítimo del gobierno. Mandar a un ejército ahí porque no te gusta un régimen, para cambiar a un régimen, no es un instrumento legítimo de la guerra. Los EU fueron a cambiar el régimen. Para eso fueron, no porque hubiera alguna arma de gran poder destructivo. No había ni una, o ninguna significativa. Fueron porque quieren desatar una guerra en la que Bagdad fue el primer objetivo. Siria era un objetivo. Todo el Sudoeste de Asia es un objetivo. China es un objetivo. Corea del Norte, obviamente, es un objetivo. Rusia también es un objetivo.

En Rusia hay una guerra irregular conducida por los estadounidenses y otras fuerzas en contra de Rusia, por el norte del Cáucaso. Comenzó con [Zbigniew] Brzezinski, quien lanzó el ataque a los bajos de la Unión Soviética en Afganistán, lo cual creó las fuerzas que hoy llamamos fuerzas “terroristas”, fuerzas del narcotráfico. Estas fuerzas, armadas con drogas, con drogas ampliadas, que operan desde bases en Afganistán y en el norte del Cáucaso, con el sur de Rusia en la mira, el sur de la antigua Unión Soviética, representan una amenaza en toda Europa.

¡Este proceso está en marcha, ahora! Y en la medida en que toleremos esto, obtenemos esta situación.

Ahora bien, ¿qué tenemos en Bagdad? Sí, [Paul] Bremer entró y destruyó cualquier solución racional a una guerra ya entablada. Al disolver al ejército iraquí y al partido Baas, destruyó cualquier posibilidad de reconstrucción constructiva de Iraq. Al continuar la política que iniciaron con eso, de ese modo, ¡destruyeron el lugar!

El asunto es que deberíamos salirnos de ahí. Los EU deberían salirse de ahí. Pero el problema es que hemos creado un desbarajuste irresoluble. El desbarajuste es una amenaza, no sólo allá. Sino que, como se mencionó, la cuestión es que no puedes resolver el problema del Sudoeste de Asia sin resolver la cuestión palestino–israelí. No puede hacerse. Creo que podría hacerse desde los EU, con el apoyo de Europa. Podríamos encontrar soluciones. Estamos trabajando en algunas de estas cosas ahora. Hay posibilidades. Pero, sin incluir a Turquía, Azerbaiyán, Armenia, Irán y al Sudoeste de Asia en su conjunto, incluido Egipto, en esta combinación, no hay posibilidad de estabilidad en el Oriente Medio. No hay posibilidad de evitar un estallido de toda la región árabe productora de petróleo, ni las consecuencias que eso conlleva. Sí, es cierto.

Pero, para hacer eso, debemos tener algún sentido de veracidad, algún sentido de cultura, y algún sentido del valor del Estado nacional. Creo que si afirmáramos esto de algún modo, encontraríamos que podemos aglutinar al pueblo de Iraq en torno a alguna empresa, que sería una empresa cooperativa internacional para reconstruir esa nación. Y creo que eso es lo que tenemos que hacer.

Las naciones no son los gobiernos

Cambiemos el foco un poco. Se ha discutido mucho sobre las naciones aquí, identificando a las naciones con los gobiernos. Yo no identifico las naciones con los gobiernos. Una nación es un proceso. Algunas de las naciones aquí han pasado por un proceso de convertirse en naciones. Y las naciones fueron creadas por pueblos, por un pueblo.

O como el caso de India, por ejemplo, el caso de [Bal Gangadhar] Tilak, la reunión de Tilak y Gandhi. Ellos tuvieron una reunión famosa que le dio a Gandhi, tras la muerte de Tilak, una nueva perspectiva de cómo tratar al pueblo de India, cosa que el programa de desarrollo de [Jawajarlal] Nehru para la India concretó. De modo que India desarrolló un concepto a partir de su pueblo, de convertirse en una nación. Por otra parte, la escisión de Pakistán de India fue horrible.

Pero la idea de convertirse en una nación, de que tenemos que pensar en naciones, no como algo fijo, no como un recipiente con el que la gente anda haciendo ruido. Tenemos que pensar en las naciones como algo que debe estar en un proceso constante de devenir. Cuando una nación tiene un mal gobierno, deviene. . . Como en el caso de China. China ha pasado por muchos de esos devenires. Y cuando te identificas con el interés de China, no te refieres al gobierno como tal. Hablas del gobierno, sí, pero hablas de él en términos de los intereses del pueblo chino. Hablas de India, hablas de los intereses del pueblo de India, no de los accidentes de un gobierno en particular.

Y la cosa en Europa, en particular, es aplicar esto a los EU. Los EU no son propiedad de su Gobierno, de su Gobierno en turno. Los EU son más propiedad mía que de Bush. Yo soy un estadounidense; ¡no sé que será Bush! Ni siquiera sé de qué especie es, después de las drogas que tomó.

El asunto es que al interior de los EU hay una enorme cantidad de buena voluntad, pero tenemos el problema que tenemos en otros países. En el período pasado, desde 1977, el 80% de las familias de menores ingresos ha sufrido una caída catastrófica en su ingreso, de modo que, hoy, el 20% de las familias de mayores ingresos tienen un ingreso total mayor que el total del 80% restante. La consecuencia ha sido que, en un desglose del sistema político, el ciudadano estadounidense en general, el del 80% de menores ingresos, no está en el sistema, no está en el sistema político; queda fuera. Acude al sistema político amenazando a los políticos o prometiéndoles su apoyo si le dan o le quitan algo. El resultado de este proceso son las causas aisladas. Al ciudadano ya no le preocupa la clase de gobierno que tenga. Lo que le preocupa es lo que personalmente consigue o no consigue de ese gobierno. Así que anda rogando, como un subalterno a la puerta, como un perro ladrando a la puerta de la casa. ¿Eh? El 20% superior, la política del 20% de los de mayores ingresos en gran medida está dominada por el síndrome del sesentiochero, el retoño del impacto del Congreso a Favor de la Libertad Cultural en el corazón de los EU.

Pero, de nuevo, todos somos humanos en los EU, y no pueden extirparnos una tradición que tenemos, que yo tengo. Por ejemplo, mis antecedentes familiares: yo tengo un nexo conciente que se remonta a 200 años atrás. ¡Me hace ver bastante viejo! Pero tengo la memoria viva de miembros de mi familia con los que tengo vínculos desde hace 200 años. Así que la cultura, la experiencia cultural de nuestra nación, vive en mí, como ocurre en muchas naciones. Una experiencia cultural que en realidad data de siglos, en lo cultural.

Y lo que representamos, como los EU, es la idea de nuestro devenir en una nación y la manera en que respondemos, dado el hecho de que el 80% de nuestro pueblo en gran medida está desmoralizado, y que otro tanto del 20% superior es bastante corrupto. Pero vi algo como eso allá en los 1920, cuando vi una nación muy corrupta en la que nací.

Pero salimos de eso. Y sé que la manera en que funcionamos es que tenemos ciertas imágenes de nuestro pasado histórico, imágenes heroicas, de la Revolución Americana, de la colonia de la bahía de Massachussets antes, que en realidad fue el comienzo de una república; nuestra memoria de [John] Quincy Adams, en parte; en especial nuestra memoria de Abraham Lincoln; nuestra memoria de Franklin Roosevelt. Esta clase de cosas es la que identifica a los EU. Y quienquiera que sea conciente, que le importen los EU, piensa en términos de estos puntos de referencia.

Pensamos en términos de nuestra relación con la cultura europea. La mayoría de los estadounidenses vinieron de Europa; vinieron de todas partes de Europa. Encontraron una tierra de oportunidades (hasta antes de hace 40 años). Se hicieron parte. . . Los EU son depositarios de la cultura europea principalmente. Ahora están convirtiéndose también en una cultura oriental, [en una cultura] asiática oriental; pero más que nada es una cultura europea. Representamos una destilación de la cultura europea. Nuestra reacción instintiva hacia Europa es la de decir: “Es buena”. Bueno, nuestros ancestros vinieron de allá; la mayoría de nuestros ancestros vinieron de Europa. Así que cuando vemos a Europa, nuestras actitudes son de ese tenor.

Si uno tiene un Gobierno como el de Bush, al que no le importa, un Gobierno fascista reaccionario, de hecho. . . Ahí está, es cierto. Pero el pueblo estadounidense no es así. El pueblo estadounidense, por desgracia, más del 80%, piensa como subalterno, en gran medida debido a lo que le han hecho, en especial desde 1971. Y eso es malo, es enfermizo. Pero son buenos, y puede llegárseles. Tienen la disposición; excepto por algunos locos. Y cualquier europeo puede llegarles. Tienen una conciencia: sólo abórdenlos de la manera apropiada.

Así que no tienen ningún problema con los EU. Tienen un problema con el Gobierno de los EU. Y eso es algo con lo que tenemos que bregar.


[
1]
Ver Lyndon H. LaRouche, “Toward a Second Treaty of Westphalia: The Coming Eurasian World”, (“Hacia un segundo Tratado de Westfalia: el mundo eurasiático venidero”), en la revista EIR del 17 de diciembre de 2004; y LaRouche, “The Dialogue of Eurasian Civilizations: Earth’s Next Fifty Years”, (“El diálogo de las civilizaciones eurasiáticas: los próximos 50 años de la Tierra”) en la EIR del 7 de enero de 2005.i