El
peligro más grande contra la paz en Líbano proviene del
“partido de la guerra” que controla George Shultz en el Gobierno de
Bush. Este grupo está usando a Líbano con otro objetivo: la
destrucción de Siria conforme a la llamada política del
“rompimiento limpio”, nombre que le viene de un memorando que
redactaron los neoconservadores estadounidenses en 1996 para el entonces Primer
Ministro entrante de Israel, Benjamín Netayahu. Hay tres grupos
interrelacionados involucrados: la oficina del vicepresidente Dick Cheney; la
“mafia de la democracia” de la protegida de Shultz, Condoleezza
Rice, mafia que de hecho dirige la hija de Cheney, Liz, subsecretaria auxiliar
de Estado para asuntos del Cercano Oriente y el Sur de Asia; y los gallinazis
neoconservadores del Pentágono que engendraron la guerra en
Iraq.
Hasta la
fecha, esta pandilla belicista enemiga de Siria se ha valido de la
resolución 1559 del Consejo de Seguridad de la ONU, la cual demanda el
retiro de todas las tropas sirias de Líbano, para amenazar a ambos
países. Pero, como ya se logró el retiro rápido de algunas
tropas sirias y el presidente sirio Bachar al Asad ha declarado que
cumplirá plenamente con la resolución, el partido belicista
estadounidense ha salido con otro pretexto: una investigación de la
supuesta (pero no comprobada) participación siria en el asesinato del
primer ministro libanés Rafik Hariri el 14 de febrero, y el cuento de que
Siria está presionando a Libia para que cancele las
elecciones.
Condoleezza Rice, la perversa hijastra espiritual de Kissinger y Shultz,
está reescenificando de hecho las medidas estadounidenses que ayudaron a
sumir a Líbano en una guerra civil de 15 años. “Siempre que
veo sonriente a Condoleezza Rice”, suele decir la dirigente
política alemana Helga Zepp–LaRouche, “empiezo a
preocuparme”. (Foto: U.S. Embassy in London).
Sin
embargo, el pueblo libanés ahora tiene algo nuevo que temer: una
intervención militar de Estados Unidos y Francia, bajo el manto de la
ONU, dizque para “proteger a Líbano” en tanto se investiga el
asesinato de Harari. Un dirigente de la oposición libanesa le dijo a
EIR, sin ambagues, que dudaba de “la sinceridad de Bush” al
invocar constantemente el nombre de Líbano. “Él tiene otro
objetivo, lo sabemos. Bush está promoviendo la ‘demorragia’,
no la democracia”, dijo.