Las medidas de emergencia que debe tomar el Senado
por Lyndon H. LaRouche
1.1 Un número cada vez mayor y más variado de
especialistas viene sumándose al coro internacional que advierte que, en
efecto, el desplome económico sistémico en marcha del orden
monetario–financiero mundial ahora imperante acaba de entrar a su fase
terminal. Como algunas voces destacadas del gobierno y otras pertinentes han
señalado, desde septiembre de 1998 el mundo entró en un
período de crisis histórica, en el que ha llegado la hora de que
las naciones actúen a favor de un interés común a fin de
crear una nueva arquitectura financiera para el mundo entero.
1.2 Aunque entre las autoridades pertinentes aún está
por formarse una opinión mayoritaria unificada sobre el diseño de
una nueva arquitectura financiera permanente, no sólo pueden, sino que
tienen que adoptarse y aplicarse ahora ciertas medidas provisionales para atajar
el daño irreparable que al presente amenaza a nuestra economía
física. Ese daño no es sino típico de la crisis que ahora
acelera en la industria automotriz estadounidense. Cualquier liquidación
de la estructura actual de las capacidades productivas físicas de esa
industria, en especial de su sector vital de máquinas–herramienta,
significaría tanto el fin de EU en tanto potencia económica
física destacada, como formas relacionadas de daños de
reacción en cadena a toda la economía mundial. Tienen que tomarse,
ya, medidas de emergencia para prevenir ese resultado.
1.3 El entramado internacional de la producción física
dependiente de las máquinas–herramienta, del que es típica
la ahora afligida General Motors y empresas asociadas, hoy no sólo
está al borde de la bancarrota financiera, sino también de la
inminente desintegración física de las
máquinas–herramienta y de otros elementos
físico–económicos esenciales y relacionados de la capacidad
productiva conexa actual. Éste no sólo es el caso en
Norteamérica y Europa, sino en el mundo entero. La implicación
principal de la situación financiera y
físico–económica en marcha de esas industrias y otras
relacionadas, es que ahora tiene que alistarse al gobierno para que actúe
conforme a la tácita obligación constitucional de principio
pertinente de nuestro Estado nacional moderno. Ese imperativo es la
obligación constitucional básica de la forma soberana moderna del
Estado nacional, de fomentar el bienestar general como repúblicas
individuales y en la gestión concertada entre naciones.
1.4 Ha llegado el momento en que tienen que tomarse medidas
correctivas de cierta calidad a iniciativa del Gobierno federal de EU. Sin la
intervención de nuestro Gobierno, no hay forma adecuada para impedir un
rápido hundimiento tanto de la economía de EUA como de la del
mundo, en el abismo de lo que pronto devendría en una crisis mundial
prolongada de profundidad incalculable. Ésta es una crisis tan o
quizás más mortal que la que asociamos con la Gran
Depresión, las tiranías y las guerras del período de
1929–1945. No hay nada comparable a esa crisis que ahora arremete, ni en
gravedad ni en la vivencia de las personas pertinentes de EUA durante su vida. A
menos que se corrija, la crisis actual pronto empeoraría mucho más
que lo que Europa Occidental o las Américas experimentaron durante la
llamada Gran Depresión de los 1930.
2. La necesidad de que el Senado
actúe
2.1 Un gobierno responsable no pospondrá las medidas
correctivas para algún futuro en el que una combinación pertinente
de Estados nacionales importantes pudiera llegar a un acuerdo general pleno
sobre cómo reorganizar el sistema monetario–financiero. Tienen que
adoptarse e instrumentarse de inmediato ciertas medidas correctivas
provisionales de emergencia de valor duradero. Estas formas de
intervención de emergencia necesarias tendrán la función de
aliviar la clase de daño ya en proceso a nuestro potencial productivo, de
la que la crisis de la General Motors no es sino típica, y poner en
marcha ciertas medidas de reconstrucción económica que
tendrán un valor perdurable para la economía física de
nuestra propia nación y de otras por una o más
generaciones.
2.2 No sería difícil mostrar que la situación
del Gobierno de EU en este momento es tal, que algunas de las soluciones
inmediatas más esenciales requeridas tienen que echarse a andar mediante
pasos congruentes con las facultades constitucionales explícitas e
implícitas del Senado estadounidense de dar consejo y consentimiento. Nos
tiene paralizados lo que es ya, con claridad, una crisis existencial acelerada
en marcha de nuestra propia nación, así como de otras, una crisis
cuyas implicaciones peligrosas equivalen a las circunstancias que anteceden a
una conflagración general.
2.3 La función asignada al Senado de EU de darle su consejo y
consentimiento al poder Ejecutivo es ahora el instrumento más apropiado,
en este momento, para dar los pasos al presente indispensables de
solución correctiva, a pesar de la renuencia hoy manifiesta de algunos
grupos pertinentes de la Presidencia, y de otras partes, a captar la urgencia y
las características sistémicas de la actual crisis nacional y
mundial.
3. La función especial de EU en esta
crisis
3.1 Aunque la organización constitucional de nuestra
república federal fue un reflejo de las principales intenciones de las
mejores corrientes y mentes individuales de Europa en esa época, las
circunstancias de los asuntos mundiales desde el período de
1789–1815 de guerras en Europa impidieron que se estableciera ahí
un sistema de repúblicas basado en la misma clase de principios
constitucionales adoptados por los allegados al principal arquitecto de nuestra
independencia, Benjamín Franklin. Así, aunque partes prominentes
de Eurasia adoptaron y copiaron elementos importantes del Sistema Americano de
economía política en sus reformas
económicas,[1] empezando en
1877, los gobiernos europeos en lo principal se han basado en reformas al
sistema parlamentario, más que en un sistema presidencial como el que
nuestra Constitución prescribe. En consecuencia, la función
positiva potencial de EU en esta situación es única.
3.2 Este aspecto de la historia moderna de la civilización
europea desgarrada por la guerra, en lo principal ha dejado a los gobiernos de
Europa bajo la hegemonía de una red de potencias financieras privadas
mejor conocidas como “sistemas de banca central independiente”. Las
llamadas “guerras mundiales” y experiencias relacionadas de los
europeos en el siglo pasado, han agravado el impacto de esta diferencia entre la
perspectiva del mundo heredada del Sistema Americano de economía
política, y los efectos del legado combinado de la herencia contraria de
un parlamentarismo sujeto a la autoridad superior que, aun hoy, ejercen los
sistemas de banca central en manos privadas sobre los gobiernos de
Europa.[FIGURE 21]
3.3 Nuestro sistema constitucional, conocido como el Sistema
Americano de economía política, tiene como premisa tácita
la función de un sistema congruente con la noción de banca
nacional, la cual le otorga a nuestra forma de gobierno constitucional la
facultad de su Ejecutivo de actuar en concierto con la autoridad y
responsabilidad separada y distinta que tienen el Senado y la Cámara de
Representantes, a fin de crear grandes cantidades relativas de crédito a
largo plazo para la expansión inmediata y de largo plazo de nuestra
economía nacional. Esta creación de capital productivo nuevo puede
lograrse, en nuestro sistema, sin la interferencia de ese concierto de intereses
financieros privados conocido como “sistema de banca central
independiente”. En nuestro sistema constitucional, esta derrama de
crédito de largo plazo basada en deuda tiene que usarse, en lo principal,
no sólo para crear empleo productivo ampliado, sino inversión
nueva de capital a largo plazo en el mejoramiento de la infraestructura
económica básica, así como en la agricultura y las
manufacturas.
3.4 El uso de esta autoridad constitucional durante el Gobierno del
presidente Franklin Roosevelt, fue lo que nos permitió emprender una
guerra continua en dos frentes, para encabezar así la derrota y
destrucción de lo que de otro modo hubiera sido una tiranía
imperial mundial del sistema nazi. Ese mismo mecanismo constitucional es
decisivo para nuestra intervención necesaria en derrotar el ahora
inminente derrumbe monetario–financiero y
físico–económico mundial.
3.5 El reciente conflicto que ha surgido entre EUA y nuestros socios
extranjeros en Europa y otras partes ha complicado la situación actual,
desde que el Gobierno de Bush provocó dicho conflicto en las relaciones
entre Europa y EUA en 2002 y después. A una Europa que, por ejemplo, ya
antes se había acostumbrado a confiar en la función de liderato de
EU para abordar problemas comunes, la han empujado a tener las peores relaciones
con EUA en más de medio siglo. En las condiciones actuales de crisis,
nuestros intereses apremiantes de seguridad nacional exigen que tomemos medidas
ahora para restaurar la función de nuestra república de ser una
dirigente entre iguales, en su colaboración previa de décadas con
esas naciones que antes depositaban su confianza en nuestra función de
socios en una causa común.
3.6 Esto llama a nuestra atención el hecho de que, con la
realidad de las condiciones que configuraron las relaciones
transatlánticas desde aproximadamente 1776 como fondo, ahora acaban de
surgir nuevos acontecimientos hoy importantes en Eurasia, que ofrecen
oportunidades excelentes para tener con ella la clase de relaciones futuras que
la propia recuperación económica general de EU ahora requiere. Con
tal de que tomemos medidas para controlar y prevenir los peores efectos de la
embestida del desplome monetario–financiero generalizado, las ofensivas
emprendidas por círculos de Europa y de algunas naciones importantes de
Asia encaminadas a hacer las reformas necesarias, con una intervención
decisiva de Europa continental, son la base en ciernes de un repunte
económico general de largo plazo en nuestro planeta para el más de
medio siglo venidero.
3.7 Estas nuevas relaciones nacientes en Eurasia representan el
núcleo de una iniciativa internacional de colaboración ampliable,
de la suerte que la actual situación de crisis requiere. Esto
debería mover a nuestro Gobierno a ofrecer una nueva iniciativa de apoyo
de un EUA que actúe de nuevo como el primero de entre entidades iguales
que dan su consentimiento con libertad. Sería una iniciativa que tiene
que prender a partir del muy arraigado legado cultural histórico de la
tradición del Sistema Americano, del modo que de forma ejemplar lo
evocaba la función del presidente Franklin Roosevelt. Hay fuerzas
prominentes de Europa y de sus socios en Asia que están dispuestas a
actuar en concierto con nosotros, a condición de que hagamos nuestra
parte aportando la chispa de iniciativa en favor del interés de todas
estas naciones que, de hecho, requieren de nosotros. Nosotros, de nuestro EU,
tenemos que convertirnos de nuevo en la chispa que mueve al mundo.
4. Las medidas de emergencia para el caso de la
GM
4.1 El interés y objetivo principal del Gobierno de EU ante
el pánico que cunde entre los principales manufactureros automotrices de
Norteamérica y Europa, es garantizar que el empleo continuo de la fuerza
laboral de esa industria siga funcionando, en todas y cada una de sus lugares
actuales de empleo, al margen de lo que pase con la arquitectura financiera
asociada con la propiedad actual de ese conjunto de empresas. La pérdida
de las capacidades de fabricación de herramientas y otras estrechamente
relacionadas de ese sector de la industria, sería un desastre
estratégico de consecuencias incalculables y de reacción en cadena
en nuestra nación, y también en el mundo en general.
4.2 La relación entre la máquina–herramienta y
elementos relacionados que aparecen al principio de la hoja de proceso del ciclo
de producción de estas industrias, y la masa mucho mayor de
técnicos y operarios empleados en ese proceso río abajo, por
así decirlo, es integral. Sería una burda incompetencia suponer
que el empleo del uno puede separarse del de la otra, o que la proporción
entre operarios menos calificados, y técnicos y operarios de
máquinas–herramienta y relacionados de alta calificación,
pueda reducirse sin sufrir efectos relativos desastrosos.
4.3 A ese fin, el Senado de EU tiene que emplear su facultad de
consejo y consentimiento para asegurarse de mantener prácticamente
intactas todas esas capacidades productivas actuales.
4.4 Es un hecho real, aunque desagradable, que el presente nivel de
producción de automóviles rebasa la escala de operaciones
justificada de la producción en las condiciones actuales de los mercados
nacional y mundial.[2] Empero, al
mismo tiempo, si redujéramos el número de operarios de
máquinas–herramienta y otros ahora empleados en estas industrias,
incurriríamos en un desastre económico nacional que tendría
efectos cualitativos, más que sólo cuantitativos. El único
remedio disponible es la diversificación del potencial productivo
pertinente a una mezcla más amplia de formas adecuadas de
producción, pasando gran parte del empleo actual al dominio de los bienes
esenciales de capital de producción e infraestructura económica
básica.
4.5 Por tanto, en la situación actual, es necesario separar
las operaciones del potencial productivo tecnológico que representan esa
industria y las comunidades asociadas con las empresas pertinentes, de las
dificultades financieras de los emporios del caso. Cualquiera que sean las
disposiciones adoptadas en cuanto a las debidas empresas financieras en
problemas, tiene que conservarse íntegro, en esencia intacto, el
potencial productivo de la fuerza laboral industrial en sus ubicaciones
actuales. El gobierno federal tiene que crear el instrumento provisional que
mantenga la continuidad ininterrumpida de las operaciones
físicas.
4.6 Para este propósito, las alternativas conducentes del
mercado alternativo al presente caben, en lo principal, en la categoría
de infraestructura económica básica. A los mercados típicos
los definen las necesidades de reparación, expansión a gran escala
y mejoramiento de nuestros sistemas ferroviarios nacionales; el mantenimiento y
mejoramiento de los sistemas de gestión de aguas, que ahora están
al borde del desplome por las décadas de negligencia en su mantenimiento
y mejora; las inversiones con urgencia necesarias en la producción y
distribución de energía; y la diversificación de fuentes de
energía que ahora se hace urgente para el uso automotriz y de otras
clases, hacia la producción regional de combustibles sintéticos de
hidrógeno.
4.7 Una consideración crucial es el hecho de que el lado de
la fabricación de herramientas en la industria automotriz está
acostumbrado, de forma correcta, al rápido desarrollo de productos en lo
más avanzado de la tecnología hoy en uso, y más
allá. El nivel de tecnología que encarna este componente de la
fabricación de herramientas en esta industria, es lo bastante avanzado
como para que haya pocas áreas importantes de las clases de productos de
bienes de capital en las que no pueda emplearse de forma conveniente a fin de
responder con oportunidad con productos adecuados, en especial en las
categorías de bienes de capital.
4.8 En general, es en el interés nacional actual y previsible
que esa diversificación de la aplicación de esta capacidad
productiva esté concentrada en lo más avanzado del progreso
tecnológico hoy en desarrollo, donde pueden obtenerse, de ahí para
abajo, las mayores tasas de ganancia de la productividad en general de toda la
economía nacional.
4.9 También ha de reconocerse que, con los programas
acelerados de desreglamentación iniciados a fines de los 1970, regiones
cada vez mayores de EU quedaron inactivas en lo económico, para pudrirse,
en tanto que la industria y la población fueron concentrándose en
una parte menguante de nuestro territorio nacional, y los aspectos esenciales de
competencia y diversidad de las fuentes de productos fueron reducidos. Esto ha
ocurrido con el efecto de que ha ocurrido un desplome al presente
catastrófico, que lleva décadas, en el producto y el nivel de vida
físicos del 80% de los hogares de nuestra población de menores
ingresos. Hoy la tarea correspondiente consiste en ampliar el desarrollo y uso
de regiones de nuestra nación, a fin de aumentar el producto
físico neto per cápita y por kilómetro cuadrado de los
condados de la nación.
4.10 Por ende, el Gobierno federal de EU tiene que intervenir, a
nombre del interés nacional y afín, para garantizar que el
potencial productivo de esta industria, con su aspecto de alta tecnología
al principio del ciclo en la hoja de proceso, se conserve íntegro e
intacto en su sitio.
5. El regreso urgente al Sistema Americano
5.1 Las posibilidades de éxito de estas medidas y otras
relacionadas, requieren que las reformas que hagamos sean escogidas conforme a
los potenciales que están profundamente engastados en la historia de los
acontecimientos que definen las características distintivas de nuestro
potencial económico hoy día. Para ello, consideren lo
siguiente.
5.2 El Sistema Americano de economía política
tenía como premisa, partiendo de la conducción de los Winthrop y
los Mather en el desarrollo de la colonia de la bahía de Massachusetts en
el siglo 17, las mejoras de capital y otras mejoras físicas en el uso
ampliado del territorio de dicha colonia. Dirigentes tales como nuestro primer
presidente George Washington emplearon prácticas parecidas en Pensilvania
y en el desarrollo de Virginia en el siglo 18. Nuestras preocupaciones
económicas principales en ésta y otras partes de nuestra naciente
república, eran las que el secretario del Tesoro Alexander Hamilton
describe en Sobre el asunto de las manufacturas, como el desarrollo de la
productividad física alcanzada en una superficie de terreno al poner el
acento en el mejoramiento de la infraestructura económica básica,
la agricultura, la industria y el comercio. Nuestros mejores logros en tanto
nación los ha expresado un acento de largo alcance en el desarrollo de
nuestros sistemas fiscal y monetario conforme a las necesidades del mejoramiento
físico de nuestra economía. Ésta fue la ventaja
característica de la perspectiva de lo que vino a conocerse como el
Sistema Americano de economía política, en comparación con
el desarrollo físico–económico de las facultades productivas
del trabajo en Europa.
5.3 Nuestra perspectiva nacional a este efecto quedó
consolidada en el período en el que John Quincy Adams fue secretario de
Estado. Adams consolidó una perspectiva que ya era parte de la
óptica que tenían las colonias de Massachusetts, Pensilvania y
otras, y de los estados de la república. Para establecer una
nación viable y segura de modo duradero, tenemos que desarrollarnos como
una república transcontinental con fronteras al norte y al sur definidas
de una forma implícita, y adoptando al mismo tiempo la política
—elaborada por el secretario Adams— que el presidente James Monroe
presentó como lo que desde entonces vino a conocerse como la Doctrina
Monroe. Bajo esa doctrina, teníamos un compromiso, del modo que el
presidente Franklin Roosevelt reafirmó esto después, con una
comunidad de principio entre los Estados respectivamente soberanos de las
Américas.
5.4 En la época en que el secretario Adams elaboró los
que serían los rasgos esenciales de la formulación política
de nuestro Departamento de Estado, nosotros, como en todas las Américas,
fuimos blanco de las intenciones eficazmente aviesas de las principales fuerzas
de Europa: el que de hecho era el Imperio Británico y las potencias
continentales asociadas con la Santa alianza del príncipe Metternich. No
fue sino hasta después de la caída del emperador Napoleón
III de Francia que las naciones de Europa continental avanzaron de manera
significativa, guiadas por nuestro amigo el zar Alejandro II, hacia la
adopción de lo que conocían como el Sistema Americano de
economía política. Fue el resurgimiento de la política del
Sistema Americano de economía política bajo la conducción
del presidente Franklin Roosevelt, lo que expresó la gran ventaja
inherente del mismo sobre los sistemas rivales de Europa.
5.5 Esa historia ha de reconocerse como la clave de la misión
adoptada que nuestra república debe afirmar en la búsqueda de
definir una vía de recuperación de la azarosa condición en
la que nos encontramos, junto con el planeta, considerada como una totalidad
funcional, en medio de la azarosa crisis que hoy vive el mundo. O sea que, para
captar las implicaciones históricas de la crisis actual de la General
Motors, consideren la siguiente comparación de los sucesos de
1929–1945 con el período que ahora nos espera.
5.6 En el intervalo de 1928–29 del estallido de lo que devino
en la Gran Depresión de los 1930, nuestro presidente Herbert Hoover
respondió al crac del mercado bursátil de 1929 con las peores
medidas que tenía a su alcance, con lo cual la economía
física de EU cayó casi a la mitad en el período previo a la
toma de posesión del presidente Franklin Roosevelt en marzo de 1933. Esa
experiencia de las medidas de Hoover entonces, tiene una importancia ominosa
para la crisis monetario–financiera internacional de hoy, que de modo
implícito es más dañina.
5.7 En todo el período de 1928–1933, desde la
caída del Gobierno de Müller en Alemania al establecerse la
dictadura de Adolfo Hitler en febrero de 1933, las ruinosas políticas
comunes de EU y los principales gobiernos europeos occidentales fueron medidas
de austeridad fiscal comparables a las que hoy están vigentes en la mayor
parte de Europa y en el propio EUA. En lo principal, estas medidas las dictaron
el Banco de Inglaterra, con Montagu Norman, y sus socios financieros de
Manhattan. La formación del Banco de Pagos Internacionales (BPI) de
Basilea, Suiza, es típica de la situación de Alemania y otras
naciones bajo los regímenes de austeridad de los gobiernos ministeriales
de Brüning y Von Papen. Éstas fueron las medidas del Hjalmar Schacht
de Montagu Norman y otros autores de la instauración de la dictadura de
Adolfo Hitler en Alemania; también fueron las de Andrew Mellon y la
presidencia de Herbert Hoover. La aplicación de estas medidas de
“conservadurismo fiscal” en Europa entonces, hizo posible que el
Hjalmar Schacht de Montagu Norman y otros lograran instaurar la dictadura de
Hitler en Alemania. Las medidas de conservadurismo fiscal del Gobierno de Hoover
fueron la causa del desplome de la economía estadounidense a casi la
mitad en el intervalo que va del crac del mercado bursátil en 1929 a la
toma de posesión del presidente Franklin Roosevelt en marzo de 1933.
Sólo la elección y las políticas de ese presidente
Roosevelt le permitieron a EUA eludir la clase de destino político que
hizo presa de Alemania con Hitler. Sólo la conducción de Roosevelt
hizo posible la derrota del inminente imperio nazi mundial, con el Adolfo Hitler
al que el Schacht de Montagu Norman había llevado al poder. Tendencias
parecidas de conservadurismo fiscal en las medidas adoptadas han dominado el
destino de EUA y Europa en los últimos años.
5.8 No debemos seguir cometiendo de nuevo hoy la misma clase de
error que con Hoover y el Banco de Inglaterra de Montagu Norman. Tenemos que
aprender la lección pertinente de la historia.
5.9 Antes de fundarse los primeros Estados nacionales modernos en el
siglo 15, los de Luis XI de Francia y Enrique VII de Inglaterra, la historia de
Europa la dominaba el imperio de las oligarquías y sus lacayos, quienes
reinaban sobre una masa general de la población a la que mantenían
casi o de plano en la condición de ganado humano sometido, como con el
sistema medieval que dominó a Europa bajo la alianza
veneciano–normanda de los siglos previos a 1400. El surgimiento de Estados
nacionales modernos de la forma conocida como repúblicas, combinado con
el fomento del progreso científico y sus beneficios para el desarrollo de
la agricultura, las manufacturas y la infraestructura económica
básica, ha representado el logro característico de la
civilización europea moderna, pese a las fuerzas negativas del
oligarquismo financiero y de otras formas que nunca han sido eliminadas de la
práctica interna y externa de toda la civilización europea
extendida al orbe.
5.10 La creación de la república constitucional
estadounidense ha sido la punta de lanza del esfuerzo continuo de reconstituir
nuestro planeta como una verdadera comunidad de Estados nacionales
respectivamente soberanos a la función primaria de fomentar el bienestar
general de la humanidad. El logro competente del Tratado de Westfalia de 1648 en
definir las relaciones pacíficas constructivas entre los pueblos como un
compromiso mutuo de “fomentar el beneficio, el honor y la ventaja del
prójimo”, es la noción de la verdadera república que
debemos procurar concretar. Tenemos que lograr esto ahora, en una época
amenazada por la realidad de las armas nucleares y el regreso reciente, como en
el caso de los mentados círculos neoconservadores, de un fomento al
resurgimiento de esa modalidad de guerra religiosa que el Tratado de Westfalia
proscribió.
5.11 Con el Sistema Americano de economía política,
que fue el retoño apropiado de la lucha de Europa por establecer un
sistema de cooperación entre repúblicas soberanas, el acento no
radica en lo primordial en el interés financiero y monetario, sino
más bien en esas formas de interés expresadas como un progreso
—impulsado por la invención— en las condiciones de vida
física per cápita y por kilómetro cuadrado del territorio.
Este sistema propuesto tiene como premisa el fomento de esas mismas facultades
creativas de la mente humana individual que asociamos con los descubrimientos
fundamentales de principios físicos universales, mediante los cuales
existe la posibilidad de aumentar las facultades productivas del trabajo. Para
nosotros, la función económica de la república consiste en
brindar esas condiciones de derecho y las mejoras en la infraestructura
económica básica, con las cuales fomentar la fecundidad de las
facultades creativas del individuo para beneficio de toda la sociedad.
5.12 Con ese Sistema Americano, son esas metas físicas y
afines, más que el interés financiero, las que constituyen las
premisas esenciales del derecho relacionado con la economía. Para
nosotros, el dinero, aun nuestra propia moneda, es en esencia un idiota cuyo
comportamiento tiene que reglamentarse de modos que fomenten la intención
por la cual se constituye nuestra república. El monopolio de la
creación y regulación de la circulación del dinero es la
facultad esencial del gobierno soberano, que tiene que usarse y protegerse en
esa función de reglamentación de los sistemas
monetario–financieros. El abandono de ese principio de nuestro Sistema
Americano de economía política y su remplazo por las nociones
monetaristas defectuosas de la banca central independiente europea, fue la causa
principal de la ruina de la economía de nuestra república con
Coolidge y Hoover, y la ruina moderna de esa economía desde más o
menos 1971 a la fecha. Así como las medidas de conservadurismo fiscal de
Hoover arruinaron a EU en el intervalo mencionado, así también la
forma de pensar parecida que adoptó el Gobierno del presidente Nixon
desató, hace treinta y tantos años, la ruina que ahora azota a
nuestra economía.
5.13 Para entender las economías y cómo funcionan o
fracasan, tenemos que abandonar la ilusión de que las pueden tratarse
como contratos sociales de trámites leguleyos. Una economía es en
esencia un sistema, en el sentido en que la ciencia física es
cuestión de sistemas definidos por supuestos implícitos de
principio físico universal adoptados. La elaboración de acuerdos
contractuales, tales como leyes adoptadas, ha de basarse en lo fundamental en
nociones de principio científico, primero, y luego en la redacción
de leyes apropiadas al servicio de dichos principios universales. En los viajes
espaciales, como en la economía, la adopción de acuerdos
contractuales que violan principios físicos universales acarreará un choque a su debido tiempo.
5.14 La forma actual de economía, desde más o menos
1971, está desintegrándose por motivos físicamente
legítimos. Ya es hora de dejar el reino de las supersticiones legales
acostumbradas de los últimos treinta y tantos años, para regresar
a esos principios de la economía física conocidos como el Sistema
Americano de economía política, que en repetidas ocasiones nos han
rescatado de las consecuencias de esa necedad manifiesta en el modelo europeo
del sistema de banca central independiente. El derecho tiene que ajustarse ahora
al principio físico universal eficiente. Lo que elijamos ahora
determinará si recibiremos un castigo o no por nuestras insensateces
acumuladas en las últimas tres décadas.
[1]Con
la influencia del principal economista del mundo entonces, Henry C. Carey, en
lugares como Alemania, Rusia, Japón y otras partes, luego de la
celebración del Centenario de 1876 en
Filadelfia.
[2]En
las condiciones actuales del mercado mundial, sólo podría
alcanzarse el volumen necesario de unidades vendidas mediante precios netos que
representen una operación corriente de ese conjunto de empresas por
debajo de su nivel de equilibrio. Ésta es una situación comparable
a la condición de la industria estadounidense en la víspera de la
recesión de 1957, pero por un margen peligrosamente mucho
mayor.
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