Que no cunda el pánico
Nada caracteriza mejor la situación actual en el plano político–económico que la palabra “pánico”. Todas las promesas complacientes que los banqueros hicieron a lo largo de todos estos años se han esfumado, sólo para verlas remplazadas por la histeria y la excusa de que “nadie podía haber sabido” que semejante crisis de desintegración podía siquiera llegar a ocurrir.
Todo eso son puras mentiras. Nadie sabía mejor que la comunidad bancaria internacional y la élite política que Lyndon LaRouche no sólo lleva décadas pronosticando el desenlace actual de esta tragedia (de no adoptarse sus propuestas para efectuar una reforma), sino que ha puesto sobre el tapete alternativas viables. Los “expertos” financieros prefirieron no encarar la realidad, y ahora estamos donde estamos.
Tras bambalinas, podemos asegurarle al lector, hay todo un frenesí que apunta a pedirle su consejo a LaRouche. …
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