por Maximiliano
Londoño Penilla
En su
reciente gira por China y Japón, realizada entre el 6 y el 13 de abril,
Álvaro Uribe Vélez, Presidente de Colombia, dio inició a
alianzas económicas y de seguridad, importantes para convertir a Colombia
en una potencia industrial y agrícola libre del flagelo del
narcoterrorismo.
Primero,
Uribe descubrió que Colombia tiene que integrarse físicamente a
Asia, y en particular a China y Japón. Las relaciones económicas
con esas dos naciones han sido minúsculas o inexistentes. Hoy la mitad de
las exportaciones colombianas van a los Estados Unidos.
La
integración cobró un gran impulso el 29 de marzo en la
reunión cumbre que sostuvieron Uribe, Luiz Inácio Lula da Silva de
Brasil, Hugo Chávez de Venezuela y José Luis Rodríguez
Zapatero de España en Ciudad Guayana, Venezuela, donde establecieron un
programa concreto para la construcción de obras de infraestructura (ver
Resumen ejecutivo de la 1a quincena de mayo de 2005).
Segundo,
en la lucha contra el narcoterrorismo, Uribe abrió la posibilidad de que
China y otros países sean sus socios estratégicos, y no
sólo los EU como ahora es el caso con el Plan Colombia.
“¡Sí, tenemos una alianza con los EU, pero queremos replicar
esa alianza con nuestros vecinos! ¡Queremos replicar esa alianza con muchos
pueblos del mundo! ¡Queremos que los chinos sean nuestros grandes aliados
en la derrota del terrorismo! Porque este problema, que no es un rezago de la
Guerra Fría, sino un problema de esa modalidad del terrorismo, se
financia con el narcotráfico”.
La alianza
estratégica con China
Como ha
explicado Lyndon LaRouche, la debilidad del Gobierno de Bush es lo que crea el
moméntum para hacer esta clase de cambios estratégicos en
diversas regiones del planeta, como el impulso vigoroso a la integración
física de la infraestructura por parte de los presidentes de las naciones
de Sudamérica, y el descubrimiento de Uribe de la importancia de la
integración económica de Colombia con Asia.
Uribe le
propuso a China estudiar cómo puede ayudar a mejorar la dotación y
el armamento de las fuerzas castrenses y policiales. “China nos apoya
multilateralmente en la lucha contra el terrorismo. Pero queremos profundizar el
apoyo bilateral, queremos que ese principio de apoyo bilateral que ya nos ha
ofrecido en indumentaria para nuestros soldados, lo vayamos trabajando a otras
etapas. A una etapa de apoyo directo bilateral, de condena diaria del terrorismo
en lo político y de apoyo permanente a nuestro Ejército, con todo
lo que haya que apoyarlo, para que nuestro Ejército pueda,
definitivamente, derrotar al terrorismo”. Y precisó: “Sobre
el tema de las armas. Nosotros estamos buscando muchas fuentes de suministro de
armas al Ejército y a la Policía de Colombia para derrotar el
terrorismo, y confiamos tener en China una gran fuente, como uno de los pasos de
avance, para poder tener ese esquema que he propuesto: que a nuestra alianza con
los EU podamos ir sumando otros países, como China, en la lucha contra el
terrorismo”.
De China
financiar la construcción de un oleoducto —como lo solicitó
Uribe— que, atravesando Colombia, sirviera para llevar al Pacífico
colombiano el petróleo venezolano, se presentaría una
situación interesante en la eventualidad de atentados narcoterroristas
contra el mismo. Un ataque de las FARC, el ELN o las Autodefensas (paras)
sería un ataque directo, no sólo a los intereses de Colombia, sino
también a los de Venezuela y China.
Uribe
dijo en una rueda de prensa el 7 de abril en Pekín: “En materia de
infraestructura se ha avanzado bastante en lo que empieza a ser una
aceptación unánime para que China construya el oleducto entre
Venezuela y nuestro Pacífico, cruzando todo el norte de Colombia, lo que
le daría posibilidad a China de comprar petróleo venezolano en un
puerto del Pacífico colombiano; a Venezuela de exportarlo por el
Pacífico colombiano; a Colombia de tener el desarrollo de ese puerto en
el Pacífico y de tener una nueva fuente de abastecimiento de
hidrocarburo”. También dijo: “Además, continuamos en
el examen de las grandes posibilidades que tiene el agro
colombiano. . . de incorporar —rápidamente— seis
millones de hectáreas a la producción de maderables, de caucho, a
la producción de algunos productos agropecuarios como la palma de aceite,
no sólo para la producción de aceite comestible, sino
también para la producción de biodísel”.
A la
primera rueda de negocios entre China y Colombia organizada por Proexport en
Pekín, asistieron más de 500 empresarios, de los cuales 270 eran
chinos. Además de la agroindustria, en especial en los sectores de las
flores y el café, los empresarios chinos expresaron su interés en
participar en proyectos energéticos y mineros, la construcción de
grandes obras de infraestructura, el desarrollo de procesos agroindustriales y
manufactureros, y proyectos relacionados con el sector químico y
farmacéutico. Hasta ahora la relación económica es
exploratoria, y en una segunda visita los empresarios colombianos
abordarán temas más sectorizados y podrá dársele
seguimiento a las actividades que recién empiezan a concretarse. Y es que
las exportaciones de Colombia a China en el 2004 fueron de unos
microscópicos 133 millones de dólares, en rubros como
ferroníquel, metalurgia (desperdicios y desechos de cobre, hierro y
aluminio) y derivados del petróleo. Colombia presentó a los
inversionistas chinos proyectos energéticos por 3.000 millones de
dólares. Estos proyectos son las hidroeléctricas del río
Sogamoso, en Santander; la del Amoya, en el Tolima; y la del pescadero Ituango,
en Antioquia.
Uribe
invitó a los chinos a “acudir a Colombia para trabajar en esa tarea
de exploración o para asociarse con ECOPETROL, para explotar, renovar
campos. . . partimos de la siguiente base: Colombia tiene un vecino,
Venezuela, que produce tres millones de barriles diarios de petróleo;
otro vecino, Ecuador, que produce 600 mil barriles de petróleo al
día y el 87 por ciento del territorio colombiano todavía se
encuentra inexplorado en la búsqueda de petróleo”.
Por
desgracia, Colombia no ha determinado cuáles son sus verdaderas reservas
de petróleo, porque las empresas extranjeras vinculadas a los intereses
financieros de Wall Street y la City de Londres han impuesto toda clase de
restricciones y chantajes. Por ejemplo, las empresas han llevado a cabo diversas
“huelgas” en lo referente a la exploración, exigiendo
condiciones contractuales leoninas para Colombia, impidiendo que desarrolle una
capacidad significativa de refinación petrolera. Se dijo que en dos o
tres años Colombia volvería a importar gasolina, porque
dejaría de ser autosuficiente en la producción petrolera. Una
alianza con China para explorar y refinar el petróleo rompería el
control que Washington y Londres ejercen sobre el petróleo colombiano,
entre otras materias primas.
Japón y el
túnel de la Línea
También
con Japón el comercio es magro, aunque es un poco mejor que con China.
Las exportaciones de Colombia a Japón fueron de 260 millones de
dólares, y las importaciones, de 600 millones; es decir, Colombia tiene
un balance comercial negativo de 340 millones de dólares. Hasta ahora le
vende café, esmeraldas y ferroníquel a Japón. Aun
así, Japón es el segundo mercado del café colombiano,
después de los EU. Empero, el comercio con Japón se vio muy
afectado a raíz del asesinato del empresario japonés Chikao
Muramatsu, vicepresidente de la empresa de partes de auto Yasaki Ciemet, a manos
de terroristas de las FARC. Fue secuestrado en febrero de 2001 en Bogotá
y asesinado en noviembre de 2003. “Por el secuestro y asesinato del
empresario japonés, pedimos perdón. Eso no se puede repetir.
Vengo, en nombre del Ejército y la Policía de Colombia, a
brindarles todas las condiciones de seguridad”, insistió Uribe en
diversas reuniones con empresarios, con el primer ministro japonés
Junichiro Koizumi y con el emperador Akihito.
Uribe
dijo que Colombia está dispuesta a firmar un acuerdo de protección
de las inversiones con Japón, semejante al que hace poco firmó con
España, y a empezar negociaciones para firmar un acuerdo de libre
comercio. Solicitó inversión japonesa para la construcción
del túnel de la Línea, y un proyecto de producción de
caucho y de palma africana. El túnel de la Línea, del cual ya se
han perforado 250 metros, atravesará la cordillera Central entre
Calarcá y Cajamarca, y está ubicado en el corredor vial
Bogotá–Buenaventura–Llanos Orientales, uno de los más
importantes del país debido a que integra a Buenaventura, principal
puerto del Pacífico, con el interior del país, los Llanos
Orientales, el occidente de Venezuela y la cuenca del Orinoco. Uribe dijo:
“He notado entusiasmo para ayudarnos en el tema del túnel de la
Línea, y lo hemos presentado con dos elementos. Primero, que ya
está en plena construcción, y segundo, que es la
comunicación entre Bogotá–el Pacífico–el
Japón”.
Además
de 144 empresarios, 33 rectores de universidades acompañaron a Uribe en
su gira. En la reunión del Comité Académico
Colombo–Japonés, realizado en la Universidad de las Naciones Unidas
en Tokio, Uribe dijo que “no es fácil construir una cultura masiva
de adhesión a la investigación. Colombia tiene que hacer un
esfuerzo en esa dirección”, y que Japón convirtió
“la educación en su arma secreta para superar inmensos
obstáculos en recursos naturales e hizo de la educación un camino
eficaz para convertirse en la segunda potencia económica del mundo. Es
fascinante cuando la historia reciente de Japón da cuenta de estos 150
años que empezaron con la restauración Meiji, y puntualiza en los
años 1860 a 1870, este país había logrado la
alfabetización total de su comunidad y estaba estudiando profundamente
matemáticas”. Uribe pidió elevar el intercambio y la
cooperación entre las universidades colombianas y japonesas.